La Compañía de las Hijas de la Caridad dejan la Casa de Misericordia de Ávila tras 128 años

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Con una mezcla de gratitud y tristeza se vivió en la tarde del pasado lunes 16 de septiembre la Misa de despedida de las Hijas de la Caridad en la Casa de Misericordia, tras una fructífera presencia de 128 años.

La capilla del centro se quedó pequeña para albergar tanto a residentes, como familiares, trabajadores y decenas de personas vinculadas directamente con la Casa o las Hermanas. Unas Hijas de la Caridad que, con su cariño y dedicación, han hecho de la residencia una verdadera casa, un hogar, refugio de necesitados.

“A veces nos damos cuenta de la importancia de las cosas cuando nos faltan”, comenzaba su homilía el Obispo Mons. Gil Tamayo, quien confesaba sentirse apenado por ese adiós, “aunque hay mucho que agradecer hoy”.

El buen hacer de las Hijas de la Caridad es el mejor legado que pueden dejar en la Casa de Misericordia. Una herencia “que tiene que permanecer en el cuidado y en tanto bien como ha hecho esta Casa, con el ejemplo que ellas han dejado”, afirmaba D. José María. “No se trata sólo de hacer las cosas bien, de pasar certificados de excelencia y de calidad. Es ese plus del amor cristiano lo que hace diferente el trato que han dispensado las Hermanas. Esto tiene que continuar, y estoy seguro de que así será, porque hay gente de esta Casa que ha sentido y vivido su espíritu”.

Asimismo, recordaba el Obispo que el adiós de las Hijas de la Caridad se debe a la falta de vocaciones (“su congregación las necesita en otros lugares”), por lo que pidió a los fieles que sigan rezando por las vocaciones, porque “no podemos ser sólo receptivos de ayuda”.

Cabe señalar, como también hizo Mons. Gil Tamayo, que la presencia de las Hijas de la Caridad en la diócesis sigue siendo significativa (“y hay que amarrarla, por su importancia”), ya que podemos encontrarlas en el colegio Milagrosa – Las Nieves, en el albergue de transeúntes, o en la capilla de Adoración Perpetua al Santísimo, entre otros lugares.

Terminada la Eucaristía, se descubrió una placa que dejará marcada para siempre la huella de las Hijas de la Caridad en la Casa de Misericordia.