Aguirre y Avalmadrid torpedean el plan de Casado

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Casado y Aguirre.
Aguirre, próxima a Casado, declarará como imputada en el 'caso Púnica' el 18 de octubre. / EUROPA PRESS

Virginia Miranda.

Madrid le ha complicado el inicio del curso político a Pablo Casado. Ciudadanos, socio de Gobierno de los ‘populares’ en la región, apoyará la comisión de investigación de Avalmadrid donde se abordará el polémico crédito al padre de la presidenta regional. Esperanza Aguirre, uno de sus principales referentes políticos, ha sido imputada en el ‘caso Púnica’ por delitos de corrupción y ha sido llamada a declarar en la Audiencia Nacional el 18 de octubre. El líder del PP, que trata de construir el relato con el que prepararse para una posible convocatoria electoral, ve cómo Madrid, punta de lanza del nuevo PP, se convierte en un polvorín a punto de estallar.

Isabel Díaz Ayuso llegó a su investidura arropada por la plana mayor del PP. Su secretario general, Teodoro García Egea, y los vicesecretarios Antonio González Terol, Ana Beltrán y Jaime Olano, acompañaron a la presidenciable a su llegada a la Asamblea de Madrid donde sería elegida jefa del Gobierno de la Comunidad de Madrid con los votos del PP, Ciudadanos y Vox.

Se echó en falta a Pablo Casado, pero su felicitación en redes sociales y su posterior presencia en la toma de posesión demostraron que las informaciones sobre Avalmadrid no habían hecho mella en la confianza que el presidente había depositado en Ayuso desde que la eligió para capitanear su entrada en las instituciones por la puerta grande, un anhelo que se convirtió en realidad tras las elecciones del 26 de mayo –y más de dos meses de negociaciones con Ciudadanos y Vox– y que ha convertido la región en punta de lanza de las renovadas políticas liberales con las que el líder conservador pretende hacerle oposición a Pedro Sánchez o, en caso de que no prospere una investidura, hacerse la campaña electoral.

La respuesta de los portavoces populares a las noticias en torno a la relación de Díaz Ayuso con la empresa semipública es siempre la misma: ella ya ha dado todas las explicaciones posibles. El asunto, sin embargo, no ha dejado de crecer desde hace meses: primero fue el crédito de 400.000 concedido por Avalmadrid a una sociedad participada por su padre y que nunca fue devuelto; después el piso que la presidenta aceptó como donación salvándose de ser embargado; a continuación se supo de las llamadas y correos donde ella se interesó por la operación entre la empresa semipública y la sociedad participada por su padre  en vísperas de estrenarse como diputada en la Asamblea de Madrid –informaciones desveladas por infolibre.es y el diario.es y El País–.

La jugada de Ciudadanos

A la oposición le han parecido razones suficientes para solicitar una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. A la oposición y a su socio de Gobierno. Fuentes populares, que reconocen su malestar ante las últimas decisiones estratégicas de Ciudadanos, admiten que lo de la Comunidad de Madrid no se lo esperaban. Albert Rivera, necesitado de perfil propio para no acabar engullido por un PP que se recupera en las encuestas a su costa, ha recuperado la bandera de la tolerancia cero contra la corrupción torpedeando nada menos que la línea de flotación de la nave popular.

Cs ha recuperado la bandera de la tolerancia cero contra la corrupción torpedeando nada menos que la línea de flotación de la nave popular

Su líder en Madrid, Ignacio Aguado, avanzaba hace unos días que apoyará la comisión de investigación sobre las supuestas irregularidades de Avalmadrid, registrada por PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos-Izquierda Unida Madrid en Pie en la Asamblea regional. El socio de Gobierno de Díaz Ayuso insiste en que su voluntad es arrojar luz sobre todas las operaciones de la empresa semipública bajo sospecha pero, preguntado por la posibilidad de que la presidenta sea llamada a declarar, no se pone límites. “Queremos conocer lo que ha pasado le pese a quien le pese, y caiga quien caiga”, declaraba tras el anuncio.

Albert Rivera
La estrategia de Rivera en la Comunidad de Madrid ha descolocado a los populares. / EP

La contención del PP

El PP no ha querido abrir fuego. Ni el regional ni el nacional. El secretario general fue el encargado de hacer las primeras valoraciones. Unas declaraciones bien medidas y con una doble lectura. Porque la necesidad de gobernar en coalición con Ciudadanos y de estar preparados para una eventualidad electoral obliga a hacer ciertos equilibrios.

Así y preguntado por la entrevista de Rivera en Onda Cero, donde dijo que “España suma, pero la corrupción resta”, García Egea dijo estar “muy de acuerdo” y “creo que debemos caminar juntos en esa dirección”. Y, sobre la posible deslealtad de Cs apoyando la comisión de investigación a su propio socio de Gobierno en la Comunidad de Madrid, deslizó que “los españoles sí van a juzgar a aquellos que dedican más tiempo a pelearse entre políticos” porque, como acababa de decir a propósito de esta adhesión de la formación naranja a la iniciativa registrada por la oposición en la Cámara autonómica, “nosotros en un Gobierno de coalición vamos a proponer medidas que mejoren la vida de la gente. Ese es nuestro único objetivo”.

La necesidad de gobernar en coalición con Cs y de estar preparados para una eventualidad electoral obliga al PP hacer ciertos equilibrios

En semejantes términos se manifestó la presidenta de Comunidad de Madrid durante su primera comparecencia pública tras la decisión de su socio en el Gobierno de la Puerta del Sol. Tras calificar la comisión de “circo”, se mostró dispuesta a ayudar a Ignacio Aguado y a Albert Rivera cuando “la maquinaria de destrucción” de la izquierda “vaya contra ellos”. Continuando con un ejercicio de buenismo político, aseguró que “confío en ellos”, que será “fiel compañera” de su socio de Cs y que siempre hablará de él “en positivo”.

La preocupación por Aguirre

La apertura de una comisión de investigación sobre Avalmadrid plantea un grave problema para el PP, que deberá lidiar con un socio de Gobierno en el que ha perdido la confianza y que tendrá grandes dificultades para controlar una agenda política y mediática más cercana a los aciagos tiempos para el partido en Madrid era noticia por los casos de corrupción que a la de una locomotora económica con impuestos bajo mínimos con la que Pablo Casado espera llegar a las puertas de Moncloa o, al menos, a su consagración como líder de la derecha.

Sobre todo porque el jefe de las filas conservadoras se va a encontrar con una dificultad añadida que, de haber una repetición electoral y por su coincidencia con una eventual campaña, tendría un efecto multiplicador. El 18 de octubre, Esperanza Aguirre declara como imputada en el caso Púnica, la presunta trama de adjudicación de contratos públicos por parte del PP madrileño a cambio de comisiones.

Previsto desde mediados de agosto y con imputaciones a otros exdirigentes como Cristina Cifuentes –en su caso, por la adjudicación irregular de la cafetería de la Asamblea de Madrid–, el auto del juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, se conocía este pasado lunes. Según el instructor, Aguirre “supervisaba” la presunta caja B del partido regional través de un “plan fraguado” con “sus consejeros de confianza” para “el uso continuado durante tres campañas [las autonómicas de 2007 y 2011 y las generales de 2008] de numerosos artificios para ocultar gastos electorales y pagarlos con flujos de fondos de distintas fuentes, ajenas a las cuentas”. Por ello, le imputa siete delitos vinculados con la corrupción en la Administración pública cometidos, según el auto, durante un periodo de 10 años.

La madrina y el ahijado

Desde que se conociera la investigación de Aguirre, que califica de “completamente falso” el auto de García-Castellón, el PP ha procurado mantener en público un perfil bajo. En privado, reconocen su preocupación por varias razones. En primer lugar porque temen los efectos de la que llaman “pena del telediario” en un territorio que, para Génova y, particularmente, para Casado, resulta clave. Punta de lanza de las políticas liberales del líder conservador, su mejor arma política frente a Pedro Sánchez no puede seguir cargando con la mochila del pasado.

Siendo presidente de las Nuevas Generaciones del PP Madrid, Casado ya decía que aprendió de Aguirre su defensa de las ideas liberales

Por otro lado, Esperanza Aguirre ocupa un papel preferente en la biografía política del líder del PP, que siendo presidente de las Nuevas Generaciones en Madrid ya manifestaba su admiración por la entonces presidenta del PP regional y, según decía, de ella aprendió a defender sus ideas liberales.

La relación entre la madrina y el ahijado político ha continuado con los años y, tras salir elegido presidente del PP en el Congreso de julio del pasado año, Aguirre ha recobrado protagonismo; basta mencionar a Javier Fernández-Lasquetty, que con ella fue consejero y con Casado jefe de gabinete primero y responsable de Sanidad en su nuevo feudo territorial madrileño.

El perfil bajo

Respeto a las decisiones judiciales y a la presunción de inocencia. Este viene siendo el argumentario de Génova desde que se conoció la noticia con algunas valoraciones de carácter más personal, como la del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, que dijo confiar en la inocencia de Aguirre, o la de la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, que a la versión oficial ha añadido un reparto de culpas entre el juez –porque Aguirre dijo haberse enterado de la imputación por los medios– y la prensa –pidió una “reflexión” sobre el tratamiento informativo–.

García Egea evita valorar la imputación de Aguirre y recomienda que «cada institución se centre en lo que la Constitución le ha encomendado”. / PP.

Dentro de la versión oficial se encuadran también las declaraciones del secretario general que, en rueda de prensa tras el primer comité de dirección desde su remodelación a finales de julio, aseguró que existen 100 cargos públicos que fueron llamados a declarar como imputados para que los casos fueran finalmente archivados y para terminar recomendando que “cada institución se centre en lo que la Constitución le ha encomendado”.

Fuentes populares recuerdan que Casado llegó al PP para regenerarlo y que ni él ni sus principales cargos orgánicos ocuparon puestos de responsabilidad en el periodo investigado

Mientras los portavoces del partido prefieren evitar entrar en más detalles, fuentes populares añaden en privado otras razones por las que desvincular al PP de Casado de la corrupción que acabó llevándose por delante su patrimonio electoral y hasta un Gobierno. Por ejemplo, que fue precisamente la moción de censura contra Mariano Rajoy la que supuso un punto de inflexión en el PP con la llegada de un nuevo presidente o que ni él ni sus principales cargos orgánicos ocupaban puestos de responsabilidad política durante el periodo de tiempo investigado.

El plan de Casado

La razón de tanta discreción no es otra que evitar dar titulares que desvíen la atención sobre el principal objetivo del PP: prepararse tanto para hacer oposición a Pedro Sánchez como para ir de nuevo a elecciones. En el arranque del curso político durante un acto en Ávila, un territorio  que hasta ahora ha dado suerte a Casado, el líder del PP apareció con su recién estrenada barba y su discurso de líder de la oposición abordando las prioridades clásicas de la derecha, como la economía o la seguridad, e invitando a Ciudadanos a coaligarse en nuevas citas electorales bajo la marca España Suma y sus ‘satélites’ territoriales, una iniciativa con escasos visos de materializarse pero efectiva en la construcción del relato en el que ya trabajan todos los partidos: quién tiene la culpa de ir a nuevas elecciones / de no sumar mayoría.

Para empezar, Albert Rivera sólo se ha abierto a explorar esta vía en el Senado, consciente de que en el Congreso quedaría diluido por el PP. Y, por otra parte, territorios como Galicia o el País Vasco no tienen intención de abrirse a acuerdos preelectorales que no dan por descartadas conversaciones con Vox.

Navarra Suma inspira esta iniciativa de más largo alcance y, al menos de forma teórica, subraya la idea sobre la que Pablo Casado viene insistiendo desde que tomara las riendas del PP: el partido debe volver a ser la casa común del centro derecha para ganar de nuevo las elecciones. Como mensaje de campaña podría funcionar porque, de momento, la formación conservadora mejora en las encuestas. Pero la imputación de Esperanza Aguirre y la comisión de investigación sobre Avalmadrid se han venido a cruzar en medio del plan escapando al control de un partido que no acaba de deshacerse de lo peor de su pasado.