Las bondades y los peligros de las redes sociales dependen de quienes hagan uso de ellas. Por eso sorprende que un diputado en ejercicio como miembro de la Diputación Permanente olvide que representa a millones de votantes cuando recurre a palabras gruesas contra el adversario político impensables en la tribuna parlamentaria o en un plató de televisión.
El pasado lunes, el Parlamento catalán rechazó una moción de censura contra Quim Torra. La presentó Ciudadanos sin más opción que el fracaso porque la Cámara tiene la misma mayoría independentista que esgrimió Inés Arrimadas para no intentar la investidura después de ser la candidata más votada en las elecciones del 21-D.
El socialista Miquel Iceta, que recibió más reproches que el propio Torra de la ahora portavoz naranja, Lorena Roldán, decidió abstenerse por entender que la iniciativa sólo tenía carácter electoralista. Una decisión que Juan Carlos Girauta, diputado por Toledo y secretario de Reformas de Estado y Regeneración Democrática, encajó con una retahíla de insultos en Twitter, donde escribió: “El PSC ha decepcionado hoy a muchos. A mí ya no podía: lo abandoné hace 33 años sabiendo lo que era: un partido de lameculos paniaguados mezclados con ladrones pijos. Traidores, acomplejados, inmorales y nacionalistas dedicados a servirle a Pujol la cabeza del área metropolitana”. Y porque no cabían ya más caracteres.
