Los desafíos de una nueva Europa

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V. M.

La Europa surgida del 26-M se enfrenta a un periodo de incertidumbre lastrado por las tareas pendientes que dejó tras de sí el anterior ciclo institucional, que concluyó con una negociación fallida del Brexit, con una indefinición de la política migratoria y con una ralentización que ha alcanzado ya a su motor económico. Factores externos como la batalla comercial EE UU – China, internos como el creciente euroescepticismo y globales como el cambio climático o la revolución digital se suman a los desafíos de las instituciones comunitarias, a las que espera una agenda cargada de retos que atajar con la consabida premisa de construcción de un espacio de unidad, solidaridad e igualdad para toda su ciudadanía.

Hoy, más que nunca, Europa está a prueba. La construcción de las políticas comunes que tejan un espacio de derechos y libertades compartidos se ve amenazada por riesgos acuciantes como el Brexit o la falta de una política de asilo, riesgos recurrentes como una nueva recesión que amenaza su economía, y riesgos a largo plazo como la crisis climática y la competencia digital.

El Reino Unido amenaza con abandonar la Unión Europea el 31 de octubre sin acuerdo. Quedan pocos días para que se cumpla el plazo y la estrategia de Boris Johnson para tratar de forzar a la UE mejores condiciones de salida podría acabar arrastrando al país británico y a los Estados de la Unión a un escenario indeseable donde las medidas de contingencia previstas resulten insuficientes para contener los efectos de la ruptura de relaciones.
Relaciones fundamentalmente económicas, pero también de circulación a partir de la fecha de salida; según el Gobierno español, desde Downing Street ofrecen garantías a los ciudadanos españoles que ya viven en el Reino Unido y habrá reciprocidad con la comunidad de británicos residentes en nuestro país. Los peor parados serían los bienes y servicios; con aranceles y controles aduaneros en ambas direcciones sólo cabe esperar una pérdida de competitividad en un mundo globalizado donde la tendencia es buscar acuerdos de libre comercio.

Ante un panorama tan desolador que a nadie beneficia, se esperan movimientos de última hora que eviten el desastre. Al cierre de esta edición, el primer ministro británico remitía a la Unión Europea una propuesta de acuerdo sobre el Brexit para que no haya controles en la frontera de Irlanda del Norte.

 

El eterno conflicto sobre la inmigración

Una de las tareas pendientes de la Unión Europea es una nueva política migratoria y un sistema común de asilo que sea capaz de permanecer ajena a los debates partidistas y al avance de la ultraderecha en las instituciones comunitarias. La llegada de inmigrantes a las costas mediterráneas provoca cada verano un intenso debate sobre el drama de los refugiados que apenas pasa de la superficie, con voces y hasta gobiernos criminalizando la ayuda humanitaria y con la eterna disputa sobre el reparto de las personas que llegan por vía marítima entre los Estados miembros.

Aún no ha echado a andar el nuevo ciclo institucional europeo y la migración ya ha puesto en evidencia las serias diferencias que provoca entre las distintas familias políticas. A cargo de las áreas de seguridad, empleo, educación y también inmigración, la presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha creado una nueva vicepresidencia llamada ‘Protección de nuestro estilo de vida europeo’, denominación que ha provocado las críticas de las ONGs, de eurodiputados socialistas, liberales, de izquierda y verdes y hasta del presidente saliente del Ejecutivo comunitario, Jean Claude-Juncker [ver apoyo: «Último y correoso examen para Von der Leyen»], por considerar que alimenta el discurso xenófobo y no anticipa soluciones a uno de los desafíos más acuciantes que esperan sobre la mesa al próximo Ejecutivo.

La UE tiene pendiente la aprobación de una nueva política migratoria y un sistema común de asilo capaz de permanecer ajenos a debates partidistas y al avance de la ultraderecha. / EUROPA PRESS

 

Vuelve la recesión

Acuciante y recurrente es la recesión. Apenas ha dado tiempo a Europa a recuperarse de la última crisis y el motor económico de la UE, Alemania, ya ha mostrado los primeros síntomas de recaída, con un descenso de la producción industrial y de las exportaciones que comienza a provocar un efecto contagio en países como España, donde la caída del consumo como reacción de familias y empresas amenaza el resto de indicadores.
Antes de que concluya su mandato el 31 de octubre para que al día siguiente tome su relevo la francesa Christine Lagarde, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha comparecido ante el Parlamento Europeo para defender las medidas con las que, antes de despedirse del cargo, ha dejado señalado el camino para combatir una desaceleración más rápida y más grave de la prevista debido a factores externos como las guerras comerciales que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, libra por medio mundo, particularmente con la también gigante economía China.

Así, el banquero italiano, que pidió en la Eurocámara que Alemania aumente el gasto público para combatir la recesión, se marcha tras revisar a la baja las previsiones de crecimiento y haber aprobado una ronda de estímulos entre las que se incluye una bajada de tipos de interés o una reactivación del programa de deuda pública, medidas que algunos de sus homólogos en los Estados miembros no ven con buenos ojos.

 

Los retos climático y digital

Von der Leyen ha llegado al cargo precedida de serias reticencias pero también con la voluntad de asumir los desafíos que le esperan sobre la mesa de trabajo. Incluso los últimos en aterrizar en la agenda. Prueba de ello son las dos grandes vicepresidencias ejecutivas que, a cargo del laborista holandés Frans Timmermans y de la liberal danesa Margrethe Vestager, habrán de acometer las políticas del futuro: la lucha contra el cambio climático y la revolución digital. Dos áreas clave por sí mismas y por su indudable impacto sobre la economía.

La reciente Cumbre del Clima y posteriores movilizaciones en todo el mundo en defensa del planeta convierten el cambio hacia un modelo productivo más sostenible en una urgencia inaplazable para la UE. Un modelo productivo que, ante un consumidor más exigente y medioambientalmente responsable, entra en competencia directa con Estados Unidos y China, que permanecen ajenos a la ‘reconversión industrial’ que Europa ha decidido liderar.
De la cita de Naciones Unidas celebrada a finales de septiembre en Nueva York, Europa no salió con un compromiso común bajo el brazo, entre otras cosas, por su interinidad. Pero el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, confió en que “no es más que cuestión de poco tiempo” la aprobación de una reducción del 55% de las emisiones en 2030, 15 puntos más que el plan presentado en 2015 dentro del Acuerdo de París.

En cuanto al mercado digital, el Ejecutivo comunitario saliente venía ya trabajando en la consecución de un ecosistema de innovación más potente que permita mejorar la competitividad, particularmente de las pequeñas y medianas empresas. Nuevamente, los modelos estadounidense y chino funcionan como un acicate para que Europa no se quede atrás en la carrera tecnológica y deje de depender de terceros países como hasta ahora.
Así, el objetivo que hereda la nueva Europa del anterior periodo institucional, un objetivo que a priori no va a plantear grandes diferencias entre partidos y Estados hasta que llegue la hora de asignar los recursos presupuestarios, es lograr un mercado único digital que permita utilizar al máximo el potencial de la UE. Una UE con voluntad de mejorar –las mujeres han accedido por primera vez a los cargos de mayor responsabilidad de las instituciones comunitarias– y con mucho aún por hacer.

 

Último y correoso examen para Von der Leyen

La presidenta electa de la Comisión Europea ha levantado suspicacias entre los eurodiputados. / EP

Jean Claude-Juncker se despide de la presidencia de la Comisión Europea sin disimular su disconformidad con una iniciativa inicialmente prevista por su sucesora comprometiendo la posibilidad de acuerdo en torno a uno de los nudos gordianos de la Unión. “No me gusta la idea de enfrentar el estilo de vida europeo a la migración” porque parte de él es, precisamente, “aceptar a aquellos que vienen de lejos”, declaraba el luxemburgués a mediados de septiembre en una entrevista en Euronews.

Con el 31 de octubre, el 23 de octubre es una de las dos fechas clave en el arranque del nuevo ciclo institucional de la UE. La primera, la salida prevista del Reino Unido. La segunda, el voto en el pleno de la Eurocámara del conjunto de Colegio de Comisarios para que tome posesión el 1 de noviembre si supera el examen.

La presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció para su Ejecutivo la incorporación a la cartera de la vicepresidencia el título ‘Protección de nuestro estilo de vida europeo’ al objeto de encargarle la gestión migratoria y de la protección de las fronteras en la UE.

La conservadora alemana, que presentó el 10 de septiembre el equipo con el que quiere trabajar los próximos cinco años –entre los comisarios está el ministro español de Exteriores, Josep Borrell, que ocupará una vicepresidencia como Alto Representante de Política Exterior– y que incluye dos vicepresidencias ejecutivas dedicadas al cambio climático y el mercado digital, se ha granjeado las críticas de eurodiputados socialistas, liberales, de izquierda y verdes al nombre de la cartera. Unos eurodiputados que ya se lo pusieron difícil cuando la primera mujer que optaba a presidir la Comisión Europea logró el pasado julio por sólo nueve votos de margen el aval del Europarlamento.

Entonces y a pesar de que las tres grandes familias políticas de la Cámara –populares, socialdemócratas y liberales– le dieron su apoyo, el voto individual y secreto rompió con la disciplina de los grupos que ni siquiera compensaron los populistas del M5S italiano y del polaco Ley y Justicia que, según dijeron, también la respaldaron.

A pesar de que Von der Leyen recibió este inesperado resultado llamando a todos los eurodiputados a “trabajar juntos” por una “Europa fuerte y unida”, la nota dominante están siendo las diferencias entre estos y la exministra de Defensa, cuya candidatura surgió de un acuerdo del Consejo Europeo que ignoró las propuestas por los partidos políticos.
Nada más arrancar el periodo de exámenes a los veintiséis comisarios, que comenzó el 30 de septiembre y finaliza el 8 de octubre, la Comisión de Asuntos Jurídicos rechazaba a los candidatos designados por Rumanía y Hungría, a quienes la presidenta electa del Ejecutivo comunitario había atribuido las carteras de Transporte y Ampliación.

La razón esgrimida son los conflictos de intereses detectados en las declaraciones de las primeras ‘víctimas’ del enojo europarlamentario, que en el examen del pasado jueves dejaron clara su intención de cobrarse la polémica denominación de la vicepresidencia del griego Margaritis Schinas.