FORD FIESTA ACTIVE + 1.5 TDCi 120cv: Utilitario con vocación SUV

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No es un Fiesta tradicional. Los Active se distinguen del resto de la gama porque su carrocería está 18 milímetros más alejada del suelo y porque tiene una serie de aditamentos en el exterior que le dan un aspecto más cercano al de un SUV, como  protecciones de plástico negro en los parachoques, barras en el techo y taloneras de color metálico. Por dentro cambian las tapicerías, de diseño específico, así como otros detalles decorativos mínimos, como el color de las molduras.

Dinámicamente tiene en común con la gama Fiesta la gran sensación de seguridad y estabilidad que transmite, si bien sus reacciones son un poco más torpes en curva, quizás por su mayor altura, y las prestaciones y el consumo, algo peores, a causa de su mayor peso.

Está disponible con los motores de gasolina 1.0 EcoBoost de 86, 100 y 125cv y con los diésel 1.5 TDCi de 86 y 120cv. Los niveles de equipamiento coinciden con la denominación de la nueva carrocería tipo SUV, es decir Active y el más completo Active+. Horas Punta probó la versión más equipada ycon la mecánica de mayor  potencia de las de gasoil.

Pocas diferencias

La altura extra respecto al suelo respecto a la de un Fiesta normal, al ser pequeña (1,8 centímetros), no se nota a la hora de entrar al habitáculo, ni se aprecia la mayor altura de los asientos. Eso sí, en marcha se nota más, a pesar de que a ritmo normal la impresión es parecida, pero al aumentar la velocidad y tomar curvas rápido se aprecia un balanceo de la carrocería mayor y también que el morro se hunde más al frenar. De todos modos, son detalles no síntomas que incomoden.

Sin embargo, este Fiesta transmite una gran sensación de control y de coche bien hecho, con un tacto de vehículo de buena calidad, rueda con suavidad y traslada poco ruido y vibraciones a sus ocupantes. Además, es preciso en curvas y, en vías rápidas, parece que se va en un modelo de mayor tamaño y precio. Por lo anterior, puede ser un buen coche para viajar y también para usar en la ciudad. Es posible que ninguno de sus rivales con carrocería más elevada deje tan buena impresión, especialmente en vías rápidas.

Aunque el Fiesta Active no es realmente un todocamino o SUV, en determinadas ocasiones, esos 18 mm de altura extra pueden venir bien. Como equipamiento exclusivo, tiene un mando entre los asientos que no está presente en otros Fiesta, desde el que se pueden elegir tres modos de conducción: Normal, Eco y Deslizante.

Es el único elemento que puede ayudar para circular por vías deslizantes o sin asfaltar dado que no tiene tracción total y los neumáticos son de verano y de medidas 205/45 R17. Tampoco puede llevar control de descenso de pendientes.

Un motor de confianza

El diésel de 120cv hace del Fiesta un vehículo rápido en toda circunstancia, y como tiene mucha fuerza a casi todo régimen, no hace falta usar mucho el cambio de marchas para circular con soltura. Tampoco hace mucho ruido ni produce vibraciones incómodas. Pero, en ciudad o en cuestas, se hace obligado tirar de palanca para acoplar la marcha a la velocidad, porque a bajo régimen es algo remolón, debido a las relaciones del cambio de 6 velocidades.

El consumo es bajo y no aumenta mucho si se conduce de forma descuidada con el acelerador. Durante la prueba no subió de 5,6 l/100km, aunque se puede lograr una cifra menor, respetando al pie de la letra los límites, y también superior, si se conduce de manera más deportiva.

Ford ha utilizado en el Fiesta Active unas manguetas específicas para que la geometría de la suspensión sea similar a la de cualquier otro Fiesta, a pesar del incremento de altura. Las vías son 10 mm más anchas. También son nuevos los muelles, así como las barras estabilizadoras. La dirección asistida eléctrica tiene un ajuste especial para este modelo.

Entre un Ford Fiesta y un Ford Fiesta Active hay una diferencia pequeña al circular a ritmo normal por cualquier tipo de vía. A ritmo rápido, la diferencia es más notoria. La carrocería del Active se mueve más y el control de estabilidad actúa antes en maniobras bruscas, pero la sensación de seguridad a los mandos sigue siendo excelente. Son muchas las buenas cualidades que comparten y pocas las que los diferencian.

El puesto de conducción es cómodo, ergonómico y tiene una visibilidad correcta, sin que el conductor pueda sentirse rodeado de plástico y chapa porque la altura del salpicadero o de los paneles de las puertas es grande. El tacto de la dirección es preciso y está muy bien ajustado. Es fácil sentir confianza rápidamente y hacerse a las reacciones del coche. El tacto del cambio también es acertado, con un selector de recorridos suaves pero que hacen difícil errar los cambios aunque se hagan con rapidez.

Campero con reparos

Solo si la mayor altura del Active respecto al Fiesta convencional resulta esencial para el cliente, interesaría hacerse con él, en caso contrario es mejor irse al base, porque resulta algo más económico a igualdad de equipamiento, gasta algo menos, y es algo más estable y rápido. Si se piensa circular a veces por zonas camperas, o bien se busca un modelo cuyo acceso sea algo más sencillo, sobre todo para personas mayores, o cuando se tenga que colocar a un niño en una sillita de seguridad. Pese a todo, es un turismo muy solvente en carretera, con un motor potente en su respuesta y agradable de usar, una insonorización buena y una estabilidad sobresaliente.

Donde más se siente la altura adicional de la carrocería es en las frenadas fuertes, ya que en esta situación, la carrocería del Fiesta Active cabecea más. Se nota claramente cómo el morro se hunde y cómo la suspensión tiene un recorrido más largo. No supone ningún inconveniente más allá de que, actualmente, es poco habitual que se note este efecto al volante de un turismo pequeño. Incluso en modelos todoterreno, que suelen tener una suspensión firme.

El balanceo se percibe menos a los mandos que el cabeceo. Visto desde fuera, parece una diferencia más grande que desde dentro. Independientemente de este efecto, el Fiesta Active toma las curvas a alta velocidad con una estabilidad encomiable. Es preciso y certero. Le falta el punto de inmediatez a las órdenes del conductor tan bueno de la variante normal pero, una vez que el coche está inscrito en la trayectoria marcada con el volante, se mantiene firme y estable. Incluso si el piso está ondulado, la suspensión absorbe bien los vaivenes y las ruedas no se desvían de su curso.

Lo que sí cambia es la puesta a punto del control de estabilidad, que actúa con intensidad y rapidez en cuanto la estabilidad se ve mínimamente comprometida. Al ir rápido, incluso poniendo empeño en conducir con suavidad, a veces las ayudas electrónicas frenan con fuerza en los giros, cuando parece que pudiera no haberse inmutado.

A conducir deprisa y con seguridad ayudan, sin duda, los neumáticos deportivos que tenía nuestra unidad de prueba, unos Continental SportContact 3, que dan mucho agarre en seco. Son, sin embargo, unas ruedas poco idóneas para circular fuera del asfalto. Como se ha comentado, este Fiesta dispone de un modo de conducción para calzada resbaladiza (los modos de conducción se cambian desde un botón en la consola central).

La misma tabla sirve para enfrentar la capacidad de frenar ante una emergencia del Fiesta Active respecto a otros modelos. Para detenerlo desde una velocidad de 120 km/h necesitó 54,4 metros, un valor intermedio entre los coches comparados. El que mejor frenó fue el Hyundai i20 Active, en 50,3 m, seguido del Fiesta en 50,4 m. El que peor lo hizo fue el Mazda CX-3, en 58,0 m. Esto parece constatar que no existe una relación directa entre la capacidad de frenado y la altura de carrocería.

Histórico pero novedoso

El Fiesta es uno de los contados modelos que se ofrecen en el mercado español que tienen una larguísima trayectoria y que se pueden considerar legendarios. En la actualidad se comercializa la séptima generación, más atractiva que las anteriores, y más con las versiones Active, que le ponen a la moda, y que antes no tenía. Hace años salió un modelo denominado Fusion que podría ser el antecedente más factible. 

La plataforma es la misma que la del Fiesta del 2008 (que en 2013 se renovó), pero con cambios profundos para hacerla más rígida e incrementar ligeramente la distancia entre ejes. Ford ha mantenido los esquemas de la suspensión (McPherson en el eje delantero y ruedas tiradas unidas por una barra de torsión en el trasero), pero ha realizado numerosos ajustes con el objetivo de mejorar la precisión, la suavidad y el silencio de conducción.

A pesar de los cambios de diseño, el habitáculo del Fiesta apenas es más espacioso que el del modelo anterior, que tenía una carrocería 7 centímetros más corta, aunque en el Active se dispone de algo más de espacio, poco de todos modos.

El maletero del Fiesta Active es mayor que el de los convencionales, y bajo el piso dispone de un espacio añadido, junto con las herramientas. En el salpicadero, Ford como en todos sus últimos modelos ha eliminado muchos de los botones que lo jalonaban y también en la consola sustituyéndolos por una pantalla táctil para el sistema multimedia, mejorando de esta manera la experiencia de uso notablemente.

Dicha pantalla en color está colocada en la parte superior del salpicadero, pero su tamaño varía en función del nivel de equipamiento seleccionado, siendo de 8 pulgadas en el acabado Vignale como en los Active. A pesar del uso de una pantalla táctil de grandes dimensiones, Ford, con buen criterio ha mantenido una serie de botones físicos para realizar ajustes sobre aquellos elementos que se usan con frecuencia, como por ejemplo el volumen del sistema de sonido, la selección de emisoras de radio o el climatizador.

El cuadro de instrumentos tiene un aspecto sencillo y, además, se ve muy bien. Está formado por dos indicadores de agujas y una pantalla central en color en la que se ve la información relativa al ordenador de viaje, los sistemas de ayuda a la conducción, el sistema de navegación o la fuente de sonido seleccionada. También es posible modificar algunos ajustes del vehículo, como las luces o las unidades de medida.

Interior acogedor

La calidad de los materiales con los que está fabricado todo el habitáculo, así como los ajustes entre las distintas piezas que lo componen, son los habituales en muchos modelos de la firma. En general, dan una sensación de calidad, y en nuestra unidad más, con recubrimientos de piel así como las tapicería de los asientos.

En el interior del habitáculo hay bastantes huecos portaobjetos, aunque ninguno de ellos es demasiado grande. Los hay por delante de la palanca de cambios, en cada una de las cuatro puertas, y entre los dos asientos delanteros. Además hay un reposabrazos central para las plazas delanteras bajo el cual hay un cajón profundo y estrecho. Algunos de estos huecos tienen el fondo revestido de goma, que evita ruidos cuando los objetos se mueven de un lugar a otro. La guantera es un poco más grande que la del modelo anterior y además tiene iluminación y una tapa con apertura amortiguada.

El Fiesta Active dispone de un control de velocidad activo, que se puede utilizar a partir de 30 km/h, que permite elegir entre cuatro distancias de separación con el vehículo precedente. Funciona bien en situaciones de tráfico favorables, como en una autopista con poco tráfico o siguiendo a otro vehículo en una carretera secundaria.

Como a la inmensa mayoría de estos sistemas, le falta rapidez de respuesta en determinadas circunstancias, como en los adelantamientos en autopistas, ya que no comienza a acelerar con decisión hasta que no detecta que el frente está despejado. Es posible desconectar la función de mantenimiento de distancia y hacerlo funcionar como un programador de velocidad simple, es decir, que solo mantenga la velocidad.

También dispone del sistema de cambio automático entre luces cortas a largas, que tiene un funcionamiento muy bueno, porque el cambio lo hace de forma progresiva. Los sistemas que hacen el cambio de golpe (como si lo hiciera el conductor tirando de la correspondiente palanca) pueden llegar a ser molestos cuando los vehículos que circulan en sentido contrario aparecen en el campo de visión de forma intermitente, pues en ocasiones da la sensación de que estamos dando ráfagas. Esto no sucede en el Fiesta.

Completo en seguridad y confort

Todos los Fiesta Active tienen de serie llantas de aleación de 17 pulgadas, así como los citados tres modos de conducción. También son de serie una pantalla en el salpicadero, que es de 6,5 pulgadas de tamaño para el nivel Active (compatible con Apple Carplay y Android Auto) y el aire acondicionado. El nivel de equipamiento superior de nuestra unidad (Active+) tiene, adicionalmente, climatizador, una pantalla de 8,0 pulgadas con navegador (también compatible con Apple Carplay y Android Auto), programador de velocidad activo y un equipo de sonido de mayor calidad (B&0 Play, de 10 altavoces, cuyo rendimiento sonoro nos ha parecido mejor que el que hay disponible para el Ford Focus 2018). Los asistentes a la conducción y sistemas de seguridad son similares a los que tiene la gama Fiesta.

FICHA TÉCNICA        

Motor

1.499 cc. Motor diesel turboalimentado de inyección directa, geometría variable, intercooler y 4 cilindros en línea, con common rail. Caja de cambios manual de 6 velocidades. Tracción delantera. Potencia: 120cv. Filtro de partículas diésel. Cx: 0,35.

Prestaciones y consumos

Velocidad máxima: 190 km/h. Aceleración de 0 a 100 km/h: 9,4 s.

Consumo mixto en prueba: 5,6 l/100 km. Consumos oficiales. Mixto: 4,4 l/100 km. Urbano: 4,8 l/100 km. Extraurbano: 4,1 l/100 km.

Emisiones de CO2

112 gr/km.

Dimensiones y capacidades

Longitud: 4.068 mm. Anchura: 1.756 mm. Altura: 1.498 mm. Peso en vacío: 1.279 kg. Capacidad maletero: Desde 311 a 1.093 litros con los respaldos abatidos de la segunda fila de asientos. Capacidad del depósito de combustible: 40 litros.

LO MEJOR

Comportamiento. Consumo. Espacio interior. Equipo de serie.

LO PEOR

Respuesta a bajo régimen. Precio sin descuentos.

PRECIO: 21.395 euros

(Descuentos por campaña del fabricante, que en enero eran de 2.032 euros, y posibles subvenciones oficiales, aparte).