Escucha, España: esto es la ultraderecha

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Esto es la ultraderecha
Europa Press

Crsitina Narbona, Esto es la ultraderecha

 

Tribuna
Cristina Narbona

 

Escribo este artículo cuando todavía no se ha celebrado la segunda votación del debate de investidura. Pero sea cual sea el resultado de esa votación, quería hoy dedicar estas líneas a llamar la atención sobre el fenómeno de la presencia creciente de la ultraderecha en nuestras instituciones. Y lo hago porque oigo comentar que esa presencia empieza a “normalizarse”, y porque tampoco parece ya tan grave que Vox participe en la gestión de Ayuntamientos o de Comunidades Autónomas… Y ese tipo de comentarios me reafirma en el temor de los graves efectos de la carencia en España de una verdadera educación en valores democráticos; de una educación que garantice, en particular a los más jóvenes, el conocimiento de las profundas diferencias entre una democracia y un sistema totalitario. Porque a Vox lo han votado hombres y mujeres, jóvenes y menos jóvenes; ciudadanos conservadores que hasta ahora habían votado al Partido Popular –esa “derechita cobarde”, como los definen desde Vox–, pero también ciudadanos que no habían votado nunca, bien por su edad o bien porque no les había parecido que el Partido Popular defendiera suficientemente su modelo de sociedad… En muchos casos, se trata de  votantes que han vivido siempre en democracia, y que  quizás no tienen capacidad de imaginar lo que significa un régimen totalitario.

Por eso es importante que escuchemos a los líderes de Vox cuando hablan, y, sobre todo, que conozcamos sus actuaciones allí donde son capaces de imponerlas, gracias a la necesidad de su apoyo que tienen el PP y Ciudadanos. Por eso Pedro Sánchez se dirigió directamente a los portavoces de estos dos partidos en su turno de réplica tras la intervención de Santiago Abascal en el debate de investidura: para que no eludan la extraordinaria responsabilidad que están asumiendo al tolerar el avance de Vox, su “normalización” en aquellas instituciones donde gobiernan gracias a la ultraderecha.

Recomiendo la lectura del discurso de Santiago Abascal ante la Cámara. Un discurso plagado de mentiras –acusando incluso a los socialistas de los asesinatos de líderes conservadores durante la República, antes de la Guerra Civil–. Un discurso, sobre todo, cargado de odio y de desprecio hacia la actual realidad social y política de España, caracterizada, según Abascal, por la hegemonía de las “feministas supremacistas”, de los activistas LGTBI, de la “cultura de la muerte” (aquí entraría tanto el derecho de la mujer a decidir sobre su embarazo como el derecho a decidir la prolongación de la propia vida en situaciones especialmente dramáticas…), del ‘buenismo’ irresponsable ante la llegada de inmigrantes que buscan una vida más digna…; y, por supuesto, el rechazo frontal ante el necesario papel del Estado como garante de una distribución más justa de la riqueza.

Para el señor Abascal, cualquier impuesto constituye un robo a mano armada que arruina a las clases medias para financiar “chiringuitos” públicos inútiles que adoctrinan o enfrentan a los ciudadanos… Y lo dice él, que lleva toda la vida viviendo de los impuestos, ejerciendo tareas públicas, incluso como ‘comisario político’ en algunas de esas ‘mamandurrias’ creadas por su tutora Esperanza Aguirre, que desde luego en su caso eran un perfecto chiringuito sin eficacia social alguna.

Recomiendo la lectura del discurso de Santiago Abascal ante la Cámara. Un discurso plagado de mentiras, cargado de odio y de desprecio hacia la actual realidad social y política de España

Abascal atribuye a esa voracidad fiscal de un Estado opresor la situación dramática de muchos trabajadores cuyo sueldo no les permite llegar a final de mes… Sin defender, por ejemplo, la necesidad de una regulación de condiciones salariales y laborales dignas, comenzando por el incremento de un salario mínimo interprofesional aprobado por ese Gobierno al que considera deleznable.

La sociedad que propone Abascal es, sin duda, la de hombres (y mujeres?) libres; libres de la injerencia del Estado, donde, en ausencia de reglas, imperaría la ley del más fuerte, y se acentuarían las ya inaceptables desigualdades. Y no hay libertad efectiva si los poderes públicos no garantizan la igualdad efectiva. Por eso hay que seguir defendiendo las ‘políticas de género’, tan denostadas por Vox, porque hay que erradicar el machismo criminal cuya existencia pretende negar.

Y los españoles deben saber también que Abascal ha mencionado la dramática fecha del 11 de marzo de 2004 como el punto de partida de la supuesta deriva protagonizada por los gobiernos socialistas, a los que VOX atribuye tratos inconfesables con etarras y terroristas. Tanto, que reclaman las actas de las negociaciones con ETA durante la etapa del presidente Zapatero, precisamente las del periodo en el que ETA dejó de matar…

Todo lo anterior, por supuesto, no ha merecido el menor reproche por parte de los partidos que se declaran constitucionalistas y defensores del Estado democrático de derecho. Un auténtico dislate.


*Presidenta del PSOE, partido del que es miembro desde 1993. Doctora en Economía por la Universidad de Roma, ha sido, entre otros cargos, secretaria de Estado de Medio Ambiente y Vivienda (1993-1996) y ministra de Medio Ambiente (2004-2008), así como embajadora de España ante la OCDE (2008-2011). Desde enero de 2013, y hasta su elección como presidenta del PSOE, ha sido consejera del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Es miembro del Global Sustainability Panel del secretario general de Naciones Unidas (2010-2012), de la Global Ocean Commision y de la Red española de Desarrollo Sostenible. También forma parte del colectivo Economistas frente a la Crisis.