Meghan Markle busca desesperadamente el ‘perdón’ de los británicos

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Duques de Sussex
Harry ha mandado una carta a los medios denunciando la "campaña implacable" contra su mujer. / EUROPA PRESS

¡Vaya Gente! / Mara del Prado.

Como Doña Letizia en la Casa Real española, la duquesa de Sussex es el patito feo de la monarquía británica. La reina lo lleva como puede, haciendo penitencia cuando toca –le faltó hacer genuflexiones al paso de Doña Sofía tras el rifirrafe en la catedral de Palma– y desconectando de vez en cuando para sobrellevar unos usos y costumbres que a cualquier persona educada fuera de Palacio se le hacen cuesta arriba.

Así, el último viernes de septiembre se quitaba la corona para acercarse a los cines Verdi del madrileño barrio de Chamberí, donde vio una película con un grupo de amigas –estaban programadas Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, y Ad Astra, con Brad Pitt–. Según publica Semana en exclusiva, esperó a sus acompañantes mientras revisaba el móvil con sus gafas de pasta, inéditas en público hasta la fecha, y al término de la proyección se sentó con ellas en una terraza para hacer cine forum, un lujo terapéutico para disfrutar de uno de los más populares placeres plebeyos.

A Meghan Markle aún le queda mucho rodaje para aprender a relativizar las críticas. Aunque hay que reconocer que ella lo tiene mucho más difícil en un país donde la prensa amarillista es implacable y poderosa. El duque de Sussex acaba de demandar a The Sun y Daily Mirror por hackear sus teléfonos para acceder a sus mensajes privados. También ha denunciado en una carta a los medios la “campaña implacable” contra su mujer que, dice, le recuerda a la que sufrió su madre, fallecida en un accidente de tráfico mientras huía de unos paparazzi. Lo ha hecho para explicar otra demanda, la de Meghan a The Mail on Sunday, por la publicación de una carta privada enviada a su padre.

El contraataque del hijo y la nuera del príncipe Carlos también llega en modo de penitencia al más puro estilo Letizia, tratando de hacerse perdonar por aquello que ha sido objeto de público reproche. Su gira africana de diez días ha dado mucho juego. Para empezar y después de quejarse de una presunta sobreprotección del pequeño, los británicos se han podido hartar de ver a su hijo, Archie Harrison, que conoció al obispo Desmond Tutu con un peto de 10 euros que apoya la moda sostenible y donó la ropa que le queda pequeña a la organización sudafricana Mothers 2 Mothers.

La propia Meghan, a la que han sacado parecidos con Ladi Di, “optó por la maleta más austera desde su llegada a palacio”, dice Hola, con “prendas cómodas y asequibles y joyas de poco valor”. Este verano la prensa no tuvo piedad con la pareja, que había disfrutado de unas lujosas vacaciones como por otra parte suelen hacer en todas las casas reales.

Está por ver el efecto de ambas estrategias. Mientras, los duques de Sussex harían bien en tomar aire, contar hasta cinco y pasar página a los tabloides.