EFEMÉRIDES – 13 de Octubre – Tauromaquia

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El 13 de octubre de 1872 tuvo lugar en Madrid la alternativa de Ángel Fernández Pérez “Valdemoro”, apodo que adoptó por ser natural de esa localidad madrileña. Los toros pertenecieron a la ganadería de Dolores Monge, viuda de Murube, actuando de padrino Cayetano Sanz y de testigo Salvador Sánchez “Frascuelo”.

En la localidad madrileña de Pinto nació, el 13 de octubre de 1875, el que fuera matador de toros Eduardo Leal y Casado “Llaverito”, hermano del también matador Cayetano Leal “Pepe-Hillo”.

En la plaza de toros “La Misericordia” de Zaragoza, tomó la alternativa el 13 de octubre de 1928 el torero madrileño Eladio Amorós Cervigón. Con toros de Graciliano Pérez-Tabernero actuaron Manuel Jiménez “Chicuelo” de padrino y Nicanor Villalta de testigo.

     Chicuelo doctora a Eladio Amorós

El 13 de octubre de 1947 fue inaugurada la plaza de toros de Cella (Teruel) con capacidad para unos 2.500 espectadores. En el cartel inaugural, novillos de José Mª Araúz de Robles para los hermanos José y Benito Carceller, Domingo Ruiz “Dominguín” y Joaquín Valentín.

       Rocio Romero da la vuelta al ruedo en Cella

El torero ecijano, Jaime Ostos Carmona tomó la alternativa en Zaragoza el 13 de octubre de 1956. Se lidiaron cinco toros de Antonio Urquijo de Federico y uno de Alipio Pérez-Tabernero (5º). El padrino de la ceremonia fue Miguel Báez Espuny “Litri” y el testigo Antonio Ordóñez. El recién doctorado fue ovacionado en el primero y dio la vuelta en el sexto. Ordóñez escuchó dos ovaciones y “Litri” cortó la única oreja del festejo al cuarto.

Litri da la alternativa a Ostos con Ordóñez de testigo

Séptimo y último festejo de la Feria de Otoño de Madrid el domingo 13 de octubre de 2002. Se lidiaron seis toros de Victorino Martín que estoquearon Luis Francisco Esplá, José Ignacio Ramos y Fernando Robleño que entró en sustitución de “El Cid”. Se silenciaron cinco faenas hasta la del último de la tarde al que Robleño cortó las dos orejas saliendo a hombros por la puerta grande.

         Robleño sin perder la cara al toro