En los cuatro días en los que se han celebrado las XXIV Jornadas Medievales de Ávila -del 2 al 5 de septiembre- han pasado por ellas más de 80.000 personas, una cifra que supone una reducción del 25% con respecto a la anterior edición, celebrada en 2019, pero que aporta buenos datos teniendo en cuenta la situación sanitaria por la Covid-19.
Desde el Ayuntamiento de Ávila han destacado estos datos apuntando que se trata de «un revulsivo económico» por el que «hay que seguir apostando».
La teniente de alcalde de Empleo, Industria, Comercio y Turismo del Ayuntamiento de Ávila, Sonsoles Prieto, ha destacado el cumplimiento de los protocolos para evitar contagios por la pandemia por parte de la organización y los cuerpos de seguridad y de emergencias, además de que han agradecido la colaboración y responsabilidad de vecinos y visitantes por adaptarse a ellos.
Este año, además de miembros de la Agrupación de Protección Civil de Ávila, se ha contado también con la colaboración de otros voluntarios llegados desde Las Navas del Marqués, Navaluenga y desde la localidad segoviana de El Espinar.
Ciertas aglomeraciones, pero sin incidencias
Prieto ha destacado que las Jornadas Medievales y el Mercado Medieval han cerrado sus puertas sin incidencias reseñables, en gran parte gracias al «correcto funcionamiento del operativo de seguridad y emergencias«, ha dicho.
A pesar de la regulación de los accesos en zonas como los arcos de la Catedral y el Alcázar o el Paseo del Rastro y la separación en diferentes espacios, sin embargo, en la jornada del sábado en algunos puntos se agolpó mucha gente, cruzándose unos con otros fuera de los protocolos, además de que se pudo ver a personas sin usar la mascarilla tal y como estaba obligado.
A pesar de ello, desde el Consistorio abulense se ha hablado de éxito de seguir trabajando para próximas ediciones en las que, según los resultado observados, se estudiará aplicar cuestiones como la ampliación de espacios y el control del flujo de visitantes.
Finalmente, la teniente de alcalde ha querido recordar también el dispositivo diseñado para los más pequeños, entre los que se distribuyeron 1.300 pulseras para evitar problemas de que se pudieran perder. Además, se instaló un punto morado para cuestiones de acoso sexual.