¿Habías pensado que podías tener un pequeño huerto casero que a la vez sea tu botiquín? Pues esta es una gran idea. Puedes tener a mano remedios para la salud plantando en casa o haciéndote con pequeñas macetas con plantas aromáticas, que además de adornar y aromatizar nuestro hogar, nos van a sanar. Y es que eso es la Fitoterapia, el tratamiento de las enfermedades mediante las plantas.
Alicia Buitrago, experta en medicina ayurvédica, la medicina que se practica desde años inmemoriales en India, nos hace un recorrido por las características y propiedades de plantas que podemos encontrar en cualquier vivero, que podemos cultivar en casa, y que son muy valiosas porque nos pueden remediar algún que otro malestar en nuestro organismo de una forma natural.
Albahaca morada o tulsi: es conocida por actuar contra el estrés, ya que es un gran revitalizador del organismo. Se puede tomar en infusión y está indicada para resfriados, tos, sinusitis, dolores de cabeza, fiebre…La albahaca puede tomarse mezclada con miel para estimular la claridad mental. El jugo fresco de su hoja se usa de manera tópica para tratar infecciones de hongos en la piel. “En todas las casas debería haber una planta de albahaca, ya que, además, absorbe los iones positivos, activa los iones negativos y libera ozono de los rayos solares”, explica Alicia. La albahaca debe estar expuesta al sol y necesita riego en abundancia. Tiene una flor preciosa, pero te recomiendo que las quites para tener hojas grandes durante más tiempo.
Aloe Vera: tiene una suave acción laxante, con propiedades cicatrizantes. Su jugo es beneficioso para el estómago. Y su uso tópico es bueno para curar quemaduras, y trastornos alérgicos. En textura gel el aloe vera es un tónico maravilloso para el hígado, el bazo, la sangre y el aparato reproductor femenino. Es un rejuvenecedor. Pueden tomarse dos cucharaditas de aloe vera con una pizca de cúrcuma tres veces al día. A pesar de ser una planta a la que le gusta el calor, admite ser cultivada también en el interior de la vivienda. Es sensible al exceso de agua, por lo que tiene que tener un buen drenaje. Durante los meses de verano resguárdala del sol directo.
Cilantro: es una planta digestiva, estimulante y afín al sistema urinario. Se puede utilizar en casos de cistitis, garganta irritada, indigestión, alergias, fiebre del heno, quemaduras…Su preparación puede ser en infusión fría o caliente, o podemos utilizar su jugo fresco. También se puede usar de manera tópica en caso de picor e inflamación. Se siembra durante el otoño o primavera, la luz y el agua son fundamentales para su crecimiento. Necesita al menos 6 horas de luz solar al día, y un riego regular.
Perejil: es rico en minerales, vitaminas y hierro. Así pues es un buen suplemento nutritivo vegetal, y un eficaz diurético. Alivia los calambres y los dolores de cabeza premenstrual…para fortalecer los riñones y el útero se pueden tomar a diario dos cucharaditas de jugo fresco de perejil, también se puede tomar en infusión. En cuanto a sus cuidados diarios, se debe regar con frecuencia, aunque con poca cantidad de agua. La tierra tiene que estar húmeda, pero sin dejar que se encharque. En cuanto a la luz agradece la claridad, pero no el sol de manera directa.
Menta: además de que el aroma y sabor sean tan característicos, goza de propiedades medicinales que van desde descongestionantes, antisépticas hasta estimulantes. En infusión es digestiva, alivia la hinchazón abdominal, los gases, y los cólicos. Se suele utilizar como remedio para las digestiones pesadas y los empachos… Es decir, en general, es un aliado para el sistema digestivo. La menta necesita que se la riegue regularmente y de manera abundante, sobre todo en las épocas de su mayor crecimiento que es la primavera y el verano. Usa un fertilizante que le proporcione los nutrientes necesarios, y de esta manera se conservará el olor de sus hojas.
Lavanda: gracias a su aroma y sus propiedades relajantes se utiliza en muchos productos tales como aceites esenciales, velas y tés. Tomada en infusión logramos aliviar el estrés, combatir la ansiedad (esta demostrado científicamente que los aceites esenciales de lavanda consumidos en infusión ejercen un efecto calmante en la mente), palia los problemas de insomnio (una taza antes de dormir puede ayudar a conciliar el sueño), mejora la digestión, atenúa el dolor (entre sus propiedades esta las analgésicas), y alivia las inflamaciones. Tienen que tener especial cuidado las personas que sufren epilepsia, mujeres embarazadas, personas con gastritis o colon irritable y menores de 6 años. No necesita que se la riegue en exceso, de modo que puede echarle agua cada dos semanas más o menos o cuando notes que la tierra está muy seca. Cerciórate de que la maceta donde está sembrada tenga un buen drenaje.