Con la llegada del verano y las altas temperaturas, el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta considerablemente. Este trastorno, que se produce cuando el cuerpo no puede regular su temperatura por una exposición prolongada al calor, puede tener consecuencias graves para la salud si no se actúa con rapidez. Personas mayores, niños, embarazadas y quienes padecen enfermedades crónicas son los grupos más vulnerables, pero todos debemos tomar precauciones. A continuación, repasamos algunas claves para prevenir los golpes de calor y disfrutar del verano con seguridad.
1. Hidratación constante
Beber agua con frecuencia, aunque no se tenga sed, es fundamental. Se recomienda evitar bebidas alcohólicas, muy azucaradas o con cafeína, ya que pueden favorecer la deshidratación. También es aconsejable complementar con frutas ricas en agua, como la sandía, el melón o las naranjas.
2. Evitar las horas de más calor
Las actividades al aire libre, especialmente físicas o deportivas, deben realizarse a primera hora de la mañana o al atardecer. Entre las 12:00 y las 17:00 horas, cuando el sol incide con más fuerza, lo ideal es permanecer en interiores frescos o en zonas con sombra.
3. Vestimenta adecuada
Optar por ropa ligera, de colores claros y tejidos transpirables como el algodón o el lino ayuda a que el cuerpo libere el calor más fácilmente. También es recomendable usar sombreros, gafas de sol y protección solar para evitar quemaduras.
4. Mantener los espacios frescos
En casa, es importante cerrar persianas y cortinas durante el día para evitar que entre el calor. Ventilar por la noche, utilizar ventiladores o aire acondicionado con moderación y evitar el uso de electrodomésticos que generen calor innecesario puede marcar la diferencia.
5. Precaución en el coche
Nunca se debe dejar a niños, personas mayores o mascotas dentro de un coche cerrado, ni siquiera por unos minutos. La temperatura interior puede subir rápidamente y poner en grave peligro su salud.
6. Atención a los síntomas
Es crucial conocer los signos de un golpe de calor: piel caliente, seca o enrojecida, dolor de cabeza, mareo, náuseas, confusión, ritmo cardíaco acelerado y, en casos graves, pérdida de conciencia. Ante cualquier síntoma, hay que actuar de inmediato: trasladar a la persona a un lugar fresco, ofrecerle agua, enfriar su cuerpo con paños húmedos y, si no mejora, llamar al 112.
El golpe de calor es un enemigo silencioso durante los meses más calurosos del año. La prevención es la mejor herramienta para evitarlo. Con gestos sencillos y un poco de sentido común, es posible disfrutar del verano sin poner en riesgo la salud.