María José Cabanillas. Quédate con su nombre porque escuchar todo lo que tiene que decir te va a cambiar la vida. Psicóloga, coach, formadora, escritora… Podemos enumerar toda su formación profesional a lo largo de los años, pero sus conocimientos van dirigidos a tu bienestar.
Acaba de publicar su último libro Elijo aprender a amarme, en el que cuenta cómo podemos conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás entendiendo lo que vivimos en nuestra infancia y que aún permanece en nuestro inconsciente. Hablar con ella es sentir un soplo de esperanza, de cambio y de ilusión.
P.-¿Qué es el niño o la niña interior?
R.- Es un arquetipo, un símbolo universal que proviene de la psicología Gestalt y de Carl Gustav Jung, el padre de la psicología transpersonal. La mente consciente procesa al 5 % de la información que nos llega y la mente inconsciente, el 95 %. La gran mayoría de la información y la base de nuestra vida emocional está en el inconsciente. Muchos de los traumas vienen de esta etapa. Un trauma es todo lo que una persona le sobrepasa. Tenemos experiencias que nos marcan y que se nos quedan grabadas, y nos condicionan en la infancia ¿Y en qué nos afecta? En nuestra autoestima. porque el alimento del niño es el amor. En mi libro hablo de esto porque hay estudios que constatan que niños que han tenido alimento, cuidado físico o higiene, pero no han recibido amor pueden llegar incluso a morir. Su cerebro no se desarrolla de manera normal. Recibir amor es importantísimo. No hay que culpar a los padres por ello, porque no han sabido hacerlo mejor, y porque ellos también han tenido sus carencias emocionales.
P.-¿Las nuevas generaciones disponen de mejores herramientas para gestionar las emociones?
R.- Hoy en día hay padres mucho más conscientes y muchos adultos que se están mirando hacia dentro. Muchos se sienten culpables como padres. Yo les digo que no se sientan culpables, porque es muy difícil ser un padre o una madre perfecta. Un hijo necesita atención consciente y constante. Lo que tenemos que hacer es sanar nuestras heridas y elevar nuestra autoestima. Es cierto que si no hemos recibido amor y no sabemos que es el amor, no podremos dárnoslos a nosotros mismos, por eso, siempre tratamos de buscarlo fuera.
P.- ¿Cuáles son las consecuencias de mimar y cuidar a nuestro niño interior?
R.- El aumento de nuestro amor propio. En el libro se entiende muy bien el concepto de niño interior. También se puede acudir a mis vídeos de YouTube, donde también lo explico. Elevar la autoestima es uno de los grandes problemas en esta sociedad. Hay muy poca autoestima. Hay gente que tiene mucho talento y no sabe explotarlo. Empieza la procrastinación, el “no puedo”, el “no soy capaz”, nos llenamos de excusas porque no nos sentimos lo suficientemente seguros de nuestra valía. Y esa poca valía se refleja en nuestras relaciones que no son equilibradas. Pero las preferimos a estar solo, para no activar nuestras heridas de soledad y abandono de la infancia. Y no porque tus padres no hayan estado físicamente, sino quizá porque no han estado emocionalmente como tú necesitabas.
P.- ¿En qué se refleja la autoestima?
R.- La autoestima se refleja en el entorno laboral, en las relaciones personales, en lo que nos atrevemos o no a hacer. Tenemos que ser libres. Y el amor es la libertad para hacer lo que queramos, pero sin dañar a nadie. Pero no nos permitimos esa libertad, porque al final hacemos lo que el niño aprendió de pequeño, como agradar a los papás, porque ellos son nuestros dos dioses. Siempre buscando su aprobación, atención, apoyo, reconocimiento. Y hacemos lo que sea para ello. Y por ello adoptamos un rol, el del rebelde, el complaciente… Siempre anteponemos al otro a la hora de tomar decisiones importantes, porque tenemos miedo a lo que van a pensar los demás de mí. Y por otro lado, también damos a los demás queriendo recibir, para ser aceptados. Tenemos puesta la atención fuera. No nos arriesgamos a ser auténticos. Hay que amarse a uno mismo, pero ese no es un proceso que ocurra de un día para otro.
P.- ¿Qué diferencia hay entre el amor propio y el egoísmo?
R.- El amor propio es necesario para que una persona se quiere de verdad. Si uno no tiene amor propio, tampoco lo tiene para dar a los demás. Por eso, hay tanta gente que mendiga amor de cualquier manera, haciéndose la víctima, manipulando, siendo complaciente… todos tenemos un personaje. Y es importante no hacernos daño a través de estos personajes. El amor propio nunca es egoísta. Claro que hay hacer algo por los demás, pero no si nos produce dolor a nosotros mismos. Da, da todo lo que puedas, pero no por agradar. Y nunca te traiciones a ti por no traicionar al otro.
P.- Nos cuesta mucho pedir perdón ¿El cierto que el perdón es un gesto de sanación?
R.- El perdón es de lo que más sana. Un corazón resentido no puede tener paz. El perdón no se hace por el otro, el perdón se hace por uno mismo.
P.- Por tanto, ¿cuáles son las consecuencias de la rabia contenida?
Todos hemos sido analfabetos emocionales, porque nadie nos ha enseñado. Hoy en día incluso a los niños no se les deja mostrar las emociones, y si no escucha cuanta gente les dice a los niños: “no llores” o “no te enfades” o “no estés triste”. Pero tengo derecho a sentirme triste o enfadado. Pero bien es cierto que la rabia es una de las emociones que más reprimimos, y también la que más nos afecta a nivel físico.
P.- ¿Qué enfermedades pueden provocar esas emociones dolorosas que reprimimos?
R.- Casi todas las enfermedades tienen un componente emocional. No me atrevería a decir que todas, ya que hay una influencia genética. La medicina china, por ejemplo, asocia cada órgano a una emoción, y trata de encontrar el conflicto que hay detrás de ella. Yo siempre invito a las personas que vienen a mis talleres, que me siguen en redes o ven mis vídeos en YouTube, que cuando tengan una enfermedad miren la causa emocional. Por ejemplo, la tiroides tiene que ver con cosas que no puedes atrapar. Y se sufre bastante de tiroides. El cuerpo nos da señales de que en nuestra vida pasa algo. Sin embargo, nos cuesta cambiar porque tenemos miedo. Es importante ser compasivo con uno mismo.
P.- La compasión es un concepto que tiene mala prensa, ¿por qué?
R.- La compasión significa comprender al otro. Por eso también es importante la autocompasión que es el entenderse y comprenderse a uno mismo. Lo más importante para trabajar el niño interior es que entiendas tu infancia y comprendas muchos de tus comportamientos. Para conocer una persona de verdad tienes que conocer su infancia. Si no hay cosas que no vas a entender. siempre hay una razón de ser para cualquier comportamiento.
P.- Siempre se nos invita a salir de la zona de confort ¿por qué?
R.- Los hábitos cuesta romperlos, pero la perseverancia es la clave. Pero también es importante saber cuál es la motivación para ese cambio. Deberíamos aprender por inspiración y no por desesperación. Es curioso porque muchos se encuentran incómodos en su zona de confort. Y esto provoca desarmonía. Ayuda mucho saber que estamos aquí de paso, y que la muerte puede ocurrir dentro de 10 minutos o mañana. Esto no es una visión pesimista, sino que te ayuda más a vivir en el presente, y no tener tanto miedo por el qué dirán, qué pensarán de mí. Hay un estudio de la Universidad de Harvard que demuestra que lo que más feliz le hace una persona no es el dinero, ni el trabajo, sino las relaciones personales.
P.- ¿Sobrevaloramos la felicidad?
R.- La felicidad es un estado interno. Tú puede ser una persona desgraciada y tenerlo todo; o estar en una silla de ruedas y sentirte bailando por dentro.
P.- ¿En qué nos puede ayudar la meditación?
R.- La meditación es un punto clave, porque a través de la meditación podemos cambiar la forma de pensar, la percepción de las cosas. La meditación hace que esa red neuronal de viejas creencias y hábitos, se vaya rompiendo. Pero también hay que tener en cuenta que hay personas que meditan como una forma de escapar de las emociones y no enfrentarse a ellas. Habitualmente la mente está en el pasado, lamentándose o arrepintiéndose o preocupándose por el futuro. Cuando meditamos podemos ser capaces de ir poco a poco aquietando nuestra mente y estar en el presente.
P.- Tú dices que el apego es la esclavitud del alma. Es desgarrador
R.- Los apegos son muy dolorosos. ¿Por qué nos duele tanto cuando nos deja una pareja? Porque nos conecta con papá y mamá, y sentimos ese abandono paternal. Y eso para el niño que hay en nosotros es muy doloroso. El amor propio ayuda a disolver los apegos.