Hay quien dice que los coches eléctricos son sólo para la ciudad. Actualmente, esto no es cierto. Los modelos electrificados de Opel revelan parte de su gran potencial en las carreteras de montaña y ante grandes pendientes, gracias a su elevado par motor desde el mismo inicio del movimiento, su excelente capacidad de tracción, la regeneración de energía en fase de desaceleración al conducir cuesta abajo, su conducción de primer nivel gracias a su bajo centro de gravedad y a su gran autonomía.
El rey de las montañas es el Opel Grandland X Hybrid4 (consumo combinado de combustible WLTP: 1,4-1,3 l/100 km y emisiones de CO2 32-29 g/km; NEDC: 1,6-1,5 l/100 km, 36-34 g/km de CO2). Con una potencia conjunta de 221 kW (300 CV) fruto de la combinación de un motor de combustión y dos motores eléctricos, el SUV de la marca alemana siempre cuenta con mucha potencia a su disposición, especialmente cuando se conduce cuesta arriba. La tracción a las cuatro ruedas eléctrica garantiza una excelente tracción en todas las condiciones. Esto hace que la conducción no sólo sea divertida, sino también segura. Subir es fácil y bajar también, ya que los motores eléctricos muestran sus dotes de recuperación de energía en desaceleración. Los motores eléctricos de los ejes delantero y trasero también actúan como generadores, convirtiendo la energía cinética del descenso en electricidad. Si el conductor selecciona el modo de conducción B, la recuperación y la deceleración aumentan. La batería de 13,2 kWh se recarga a coste cero y se ahorra energía para el siguiente ascenso.
Al mismo tiempo, se produce un efecto de desaceleración muy significativo. El conductor no necesita reducir de marcha ni frenar con fuerza. El Grandland X híbrido enchufable rueda cuesta abajo a una velocidad controlada, sin ganar velocidad en exceso en los descensos más pronunciados, porque la tensión de carga en los motores eléctricos aumenta en paralelo y con ella su poder de retención. Frenar antes de cada curva se convierte en algo casi innecesario en los descensos leves y medios, debido a que gracias a la mayor retención el coche se ralentiza por sí mismo. Una característica extremadamente agradable que los coches con motor de combustión difícilmente pueden igualar, dado que no tienen esa capacidad de frenada del motor en las bajadas.
El principio de la regeneración de energía y agradable deceleración son comunes a todos los vehículos 100% eléctricos de Opel. La agilidad y adherencia en carretera de los pequeños y especialmente ágiles Opel Corsa-e y Opel Mokka-e son virtudes adicionales al circular por carreteras de montaña, otra ventaja “made in Rüsselsheim”. La batería de todos los Opel 100% eléctricos se emplaza bajo la carrocería para lograr un centro de gravedad especialmente bajo. De este modo la carrocería no balancea tanto y al tomar las curvas el coche transmite una sensación como si fuese sobre raíles. Tanto el Corsa-e como el Mokka-e cuentan con un motor eléctrico de 100 kW (136 CV) que transmite su fuerza a las ruedas delanteras. Estos modelos 100% eléctricos tienen 260 Nm de par máximo, que se encuentran disponibles al instante en cuanto se inicia el movimiento. En las carreteras más reviradas estos aspectos convierten al Corsa-e, el ganador del “Volante de Oro 2020”, y al Mokka-e en modelos muy rápidos.
Los vehículos comerciales ligeros también muestran mucha fuerza en las subidas. Los Opel Combo-e y Opel Vivaro-e disponen de 100 kW (136 CV) y 260 Nm de par. Sus baterías también van situadas bajo la carrocería, lo que resulta de gran importancia de cara a la seguridad cuando los vehículos circulan a plena carga. Con la batería más grande, de 75 kWh, el Vivaro-e ofrece una autonomía de unos 330 km según el ciclo WLTP. Por supuesto, conseguir esta autonomía no es posible si sólo se circula cuesta arriba. Pero cada vez que se corona una cima hay una bajada. Si con un vehículo con motor diésel o gasolina se conduce cuesta abajo con el depósito casi vacío éste acabará por detenerse, a pesar de su bajo consumo de combustible en estas circunstancias. Algo que no sucederá con el Vivaro-e. El motor eléctrico situado en el eje delantero se convierte en generador al desacelerar el vehículo en el transcurso del descenso mientras carga parcialmente la batería. Una vez alcanzado el valle la furgoneta habrá acumulado suficiente energía para llegar al siguiente punto de carga rápida. El Vivaro-e puede alcanzar en torno al 80% del nivel máximo de su batería en 45 minutos, mientras su conductor descansa un rato (la batería más pequeña, de 50 kWh, sólo precisa 30 minutos para alcanzar el 80%). Y entonces el Vivaro-e podrá lanzarse de nuevo hacia la montaña.