Podemos empezar centrando lo que realmente significa esta fecha del 8 de marzo, en la que se conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad. Todo en base a las reivindicaciones llevadas a cabo por mujeres americanas a mediados del siglo XIX y principios del XX en el sector textil. Más concretamente por la huelga en Estados Unidos por 40.000 mujeres en 1908. En una de esas revueltas, en Washington Square, los dueños de la empresa Cotton Textil Factory cerraron las puertas de las fábricas donde se encontraban las mujeres y se produjo un incendio en el edificio, lo que provocó la muerte de 120 mujeres.
Blanca Fernández Morena, consejera de Igualdad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, nos habla sobre este día y todo lo que se reivindica con su celebración.
En 1975, Naciones Unidas estableció el 8M como Día Internacional de la Mujer. Una fecha que se trae, se lleva y hasta se arroja en el circo político pero que, en realidad, ¿cómo podría resumir o catalogar usted para que la entendiera cualquier mujer joven o mayor de Castilla-La Mancha actualmente?
Es sencillo de explicar porque la realidad se impone sistemáticamente. En un país donde la brecha laboral entre mujeres y hombres se cifra en que la media salarial del conjunto de las mujeres es casi un 20% inferior a la de los hombres no creo que haya mucho que discutir sobre si es necesario seguir trabajando en materia de igualdad.
Hay muchos datos que avalan las diferencias actuales entre ambos sexos. Peores salarios, contratos más precarios, carreras profesionales interrumpidas en aras al cuidado de menores y dependientes, puestos de menor responsabilidad y, por tanto, pensiones más pequeñas es la parte que nos toca a las mujeres. ¿Alguien se atreve a sostener intelectualmente que las mujeres somos menos inteligentes, menos capaces o menos trabajadoras para explicar estos datos? No. Nadie.
Por tanto, habrá que concluir que existen factores sociales que influyen en esta dirección, estos son los estereotipos de género que, quizás, cuando somos jóvenes nos cuesta más reconocer, pero son muy evidentes cuando llega el momento de la maternidad y más del 90% de quienes renuncian a su carrera profesional son mujeres. Además de que los sectores más feminizados están menos valorados y, por ende, peor pagados. Los sectores que tienen que ver con la crianza, el cuidado y la atención a las personas se valoran menos y tienen menos prestigio social, pero ¿Qué es más importante que el cuidado de la vida para la supervivencia de nuestra propia especie? ¿No tendríamos que repensar nuestro orden de prioridades como sociedad?
Un año atrás el estigma se puso en la manifestación nacional desarrollada en Madrid con una pandemia en puertas o ya inmersa en nuestra sociedad… Este año, usted y el Gobierno del que es portavoz ha recomendado que se haga en redes sociales y en casa. ¿Esa nueva situación puede minimizar el efecto 8M?
En primer lugar, quiero dejar claro que me parece terriblemente injusto que se señalase el 8M como el responsable de la expansión del virus. Hay que recordar que en esas fechas hacíamos vida normal y actividades que ahora nos parecen impensables. El fin de semana del 6 al 8 de marzo, en Madrid hubo: una Feria en IFEMA, el congreso de Vox, fútbol de Primera División con público, otras manifestaciones y todo ello conllevó la movilidad de centenares de miles de personas en conjunto. Entonces ¿Por qué señalar al 8M como responsable? Porque era el instrumento perfecto para criminalizar al feminismo y utilizar el 8M como ariete contra el Gobierno.
Creo que en la vida hay que ser coherentes, por esa razón, defiendo la idea de que no hay que ¨tomar las calles” con centenares de miles de personas por ningún motivo. Estamos en mitad de una pandemia, que aún no hemos vencido, que se ha llevado por delante la vida de decenas de miles de personas. Y además existen otras fórmulas como: las redes sociales, los balcones, concentraciones representativas con apenas unas decenas de personas… todo lo que haga posible respetar las condiciones sanitarias con la justa reivindicación por la igualdad.
Al margen de su familia, ¿qué mujeres le han marcado más en su vida?
Las cercanas, hay una enorme solidaridad entre mujeres, eso forma parte de la vida misma y en mi vida tiene mucha importancia. Pero, sin duda, las mujeres referentes son imprescindibles y como, en mi juventud no las encontraba en los libros de texto, siempre había una maestra, una médica o una alcaldesa en la que fijarse. Ahora bien, como feminista tengo que decir hay centenares de mujeres que han sido relevantes a lo largo de la historia, a pesar de las dificultades y de haber sido invisibilizadas, su huella permanece. Y creo que debemos rescatarlas del olvido. Le debemos mucho a mujeres como: Clara Campoamor, Concepción Arenal, Simone de Beauvoir, Virginia Woolf y tantas otras, que nos han abierto el camino.
Y, en ese sentido, para usted, ¿qué es ser mujer?
Es difícil expresar qué es ser lo que has sido siempre. Mujer es lo que soy, no me levanto pensando en que sería de mí si hubiera sido un hombre. Lo que si tengo claro es que esta ansiedad permanente por no pasar tiempo suficiente con mi hijo y mi hija, sentirme egoísta por dedicarme a una actividad tan intensa como es la política y con la sensación permanente de robarles tiempo, no sería tan fuerte si fuese un hombre.
Para usted, ¿ser feminista es ser excluyente con los hombres?
En absoluto, la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres debe sumar al conjunto de la ciudadanía, eso es lo verdaderamente eficaz y por ello, defiendo un feminismo trasversal e incluyente. Pienso que la mayoría del feminismo está ahí.
Piense por un momento, ¿cómo sería un mundo –a día de hoy– sin esa igualdad que propugna el feminismo?
No hay que ir a otros tiempos, solo tenemos que mirar otros países donde los derechos de las mujeres son inexistentes. Y es un mundo más gris, más duro, terrible. Mujeres a las que no se les permite estudiar, ir al médico o conducir. Mujeres que son lapidadas o mutiladas genitalmente. Mujeres y niñas con las que se trafica y que son víctimas de todo tipo de abusos y vulneración de los derechos humanos. Este mundo existe hoy, realmente queda muchísimo por hacer.
De cualquier modo, el famoso techo de cristal a nivel laboral sigue sin romperse…
Tanto que parece de hormigón armado. Y es que para que una persona ocupe puestos de responsabilidad importantes tiene que renunciar a muchas cosas en el ámbito privado, esto es lo que nos para a las mujeres, nos lastra. Por ello, la corresponsabilidad familiar y social es esencial si queremos vivir en un mundo más justo, que permita que las mujeres progresen en igualdad de condiciones.
Y hay formaciones políticas, instituciones, grandes empresas o incluso pequeñas que no confían, por decirlo de alguna manera, en las capacidades de la mujer para desempeñar cargos de responsabilidad…
Esto ocurre cada vez menos, pero sí, se sigue dando. Y es que cuando las estructuras de poder están muy masculinizadas es más difícil romper la dinámica. Pero es un “coste de oportunidad” enorme, ya que perdemos la mirada de la mitad de la población y eso, tiene costes sociales, económicos y laborales.
Pero, en ese sentido, ¿cómo discierne usted que haya que primar las cuotas mujer/hombre por encima de las valías personales. Es decir, ¿la paridad tiene que primar sobre la validez de más hombres o más mujeres a la hora de desempeñar ciertas funciones?
La paridad o las cuotas son un instrumento, no una filosofía, son una palanca para impulsar el cambio y mover las cosas. Si no hubiera sido por las cuotas seguramente yo no estaría aquí hablando con usted. Conozco a muchísimas mujeres muy válidas que se han quedado por el camino y desde que existe la obligación de que las listas electorales sean paritarias hemos captado muchísimo talento.
Cuando la igualdad de género sea una realidad las cuotas serán innecesarias. En realidad, en la lucha por la igualdad, en cualquier ámbito, las medidas de acción positiva contribuyen a equilibrar posiciones de salida muy desiguales.
Estos días de marzo hablamos de mujeres y, aunque en noviembre se reivindica la lucha contra la violencia de género, a día de hoy no podemos olvidarnos de ello. Desde 2003 1.078 mujeres han perdido la vida por esta lacra, 45 en 2020. Este año ya se han contabilizado 3… ¿qué es lo que pasa en esta región, en este país para que siga ocurriendo?
Las mujeres no pierden la vida, son asesinadas. La violencia de género existe porque los roles de género nos colocan en una posición desigual con respecto a los hombres. Y, aunque las cifras se han reducido desde el año 2004, en el que se aprobó la Ley Integral contra la Violencia de Género, queda mucho para erradicar un problema que es estructural, social y secular. Solo acabaremos con la violencia de género cuando tengamos una sociedad realimente igualitaria. En la medida que haya hombres que piensen que tienen derecho a dominar a las mujeres habrá violencia de género.
Pero, pongámonos en la piel de una mujer maltratada física o psicológicamente, ¿qué herramientas, fáciles de acceder, tenemos para acabar con ese calvario?
En Castilla-La Mancha contamos con 84 centros de la mujeres, que están repartidos por toda la geografía regional, con equipos multidisciplinares y contamos con el 900100114 o el 016, que funciona 24 horas, los 365 días del año. Tanto en uno u otro recurso pueden encontrar orientación, asesoramiento laboral y jurídico, apoyo emocional. Hacemos un enorme esfuerzo para que así sea.
Por supuesto, también tenemos la Red de Recursos de Acogida, programas de atención psicológica, ayudas al alquiler, becas de estudio, ayudas sociales y de orfandad. Creo que podemos ayudar y mucho, por eso animo a las mujeres víctimas de violencia de género que acudan a nuestros recursos. Allí encontrarán un refugio seguro en el amplio sentido de la palabra.
Le insisto, porque otras fuerzas políticas tachan de inútiles las inversiones en la lucha contra la violencia contra las mujeres. ¿Es rentable ese dinero empleado o quizá es insuficiente?
Todo el dinero que se dedica a salvar vidas y sacar del circulo de la violencia a miles de mujeres y de sus criaturas, es el dinero mejor gastado.
Sobre las críticas de Vox, quizás debería preguntárselo a ellos. Quiero pensar que hablan desde el desconocimiento porque si no fuera así lo harían desde la maldad, y me resisto a pensar eso.
Desde la aprobación de la Ley Integral hemos avanzado mucho, antes de ésta una mujer denunciaba y no recibía ni apoyo ni protección. Hoy encuentra las dos cosas y aunque no es un camino de rosas, del circulo de la violencia se puede salir, pero se sale con los apoyos adecuados, claro, si no es casi imposible. El 90% de las mujeres asesinadas por violencia de género no habían presentado denuncia, por tanto, un problema a combatir es el silencio de las víctimas.
Solo daré un dato, por los Recursos de Acogida de la región han pasado más de 15.000 personas (mujeres y sus hijos e hijas) y la mayoría han encontrado una oportunidad vital, fuera de la tortura que supone tener siempre miedo. Lo que ocurre es que hoy conocemos el fenómeno, hace unos pocos años ni se veía, ni se hablaba, ni había estadísticas y, por supuesto, la sociedad consideraba la violencia de género como un problema doméstico.
Y quienes critican las políticas en defensa de las víctimas quieren devolverlo a lo doméstico. Ya sabe Vd. aquello de que lo que no se ve no existe. ¿Creen estas formaciones políticas que silenciar a las víctimas es la solución? Pues si piensan así, debilitan a las víctimas y empoderan a los maltratadores.
Para terminar, ¿qué mensaje puede enviar a las mujeres de Castilla-La Mancha para que se convenzan, de una vez, que son tan válidas, independientes, autosuficientes y dueñas de su presente y su futuro?
Les digo que se miren al espejo, que se reconozcan a sí mismas como personas valiosas, porque lo son. Ser hombre o mujer no te determina para ser mejor persona, más inteligente o capaz. Son los estereotipos los que entorpecen nuestro camino, por tanto, tejamos alianzas para romper estereotipos. Rompamos moldes. Y, sobre todo, eres dueña de tu futuro cuando sabes reconocer aquello que te hace feliz y vas a por ello, entonces el camino que recorres es el que merece la pena recorrer.