Tras estudiar Administración de Empresas y Relaciones Internacionales Diego Verhamme ha decidido trazar su propio camino laboral. Sus padres, empresarios ambos, le han inculcado el valor del emprendimiento y ahora lo está poniendo a prueba. Está trabajando en la creación de Emotions, una red social donde lo que importa no es la apariencia sino la esencia del usuario. Hablamos con este joven roceño de 24 años que tiene claro que el uso de redes sociales tiene que dar un giro radical.
P.- ¿Qué es realmente Emotions?
R.- Es una red social dirigida a los jóvenes de la Generación Z, aquellos que tienen entre 18 y 24 años. El objetivo es normalizar la salud mental.
P.- ¿Por qué decides crear una plataforma enfocada en la salud mental?
R.- En mi familia hay varios psicólogos, y desde pequeñito me han educado en los valores del cuidado de la salud mental. Me han enseñado a contar mis emociones, y a que cuando tengo algún problema saber gestionar esas emociones. Sobre todo, a raíz del confinamiento me di cuenta de que los problemas de salud mental sufrieron un incremento exponencial, especialmente en los jóvenes. Mi intención es ayudar, de alguna manera, a los jóvenes, a que mejoren la salud mental. Las redes sociales, hoy en día, hacen mucho daño a la salud mental de los jóvenes, y esto es lo que me animó a llevar este proyecto adelante.
P.- ¿Detrás de esta red social hay psicólogos profesionales?
R.- Sí. Me gustaría que fuese algo normal hablar de nuestros sentimientos, nuestras emociones y de las situaciones cotidianas que vivimos cada día, tanto positivos como negativas. Al final, durante un día entero, tenemos momentos de alegría, de felicidad, de diversión… pero también momentos de tristeza, estrés, ansiedad… Y somos humanos y sentimos. El problema es que las redes sociales están creando una sociedad superficial, poniendo el foco y valorando la inmediatez, el éxito, el dinero, la belleza o el físico, como valores esenciales o principales. Y no demuestran la realidad de la vida de los jóvenes. Quiero crear una red social donde nos podamos mostrar tal y como somos. De una forma más humana más auténtica de lo que estamos acostumbrados a ver en redes sociales. Y, sobre todo, el objetivo fundamental es cambiar la forma en la que usamos y consumimos redes sociales y convertirlo en un modelo que valore principalmente el bienestar del usuario y su salud mental.
P.- ¿Cómo funciona esta aplicación?
R.- Estamos en la fase inicial, testando lo que les aporta a los usuarios y si se corresponde con el objetivo inicial. En esta red social sólo hay perfiles privados y puedes contar con una red de 50 amigos máximo. Esto no va de acumular amigos y contactos que no conoces. Se trata de priorizar la relaciones de verdad. Y haciendo cálculos tenemos, generalmente, alrededor de 15 personas cercanas a nosotros. Cada día respondes a la pregunta del día, que tiene que ver con salud mental, crecimiento personal o introspección, como quieras llamarlo. Esas preguntas están supervisadas por un psicólogo, de manera que no sean muy intrusivas, pero que le permita al usuario reflexionar sobre su vida. Son preguntas como, por ejemplo, ¿si tuvieses que escribir un libro a día de hoy cuál sería tu aprendizaje?¿cómo reaccionas cuando estás estresado?.
P.- ¿Esas respuestas son públicas en el perfil de cada usuario?
R.- Sí. Esas respuestas estarán publicadas en la red durante 24 horas. Funciona como una red social normal y pueden interactuar y reaccionar a esas respuestas. Además, cuenta con un diario que, realmente, es donde cuentas lo mejor y lo peor de tu día, y compartes una foto del momento del día que tú quieras. Ahora un joven se mete en una red social y no piensa en nada, simplemente quiere evadirse y distraerse. Emotions quiere hacer todo lo contrario, es decir, que el usuario esté y sea consciente y le dedique un tiempo a reflexionar sobre su vida. Que se pare a pensar sobre lo que está haciendo y cómo se está sintiendo y que los comparta con sus amigos.
P.- ¿Tiene un objetivo de diagnóstico?
R.- No, no tiene un objetivo de diagnóstico psicológico, sino un objetivo social para mostrar tu vida de una manera mucho más natural y real. Se trata de ser tú, sin todas esas máscaras que se utilizan y que mostramos en las redes sociales habituales.
P.- ¿Qué te aporta a ti el uso de redes sociales?
R.- No hay que obviar que las redes sociales son una herramienta que ha conseguido cambiar la forma en la que nos comunicamos y relacionamos. Y ha llegado para quedarse, eso es evidente. Pero hay que adaptarse a las necesidades de las nuevas generaciones. Hay que ir evolucionando hacia el mismo lugar y al mismo tiempo que las nuevas generaciones, y, por eso considera importante, crear tecnología que aporte valores. Yo he sido usuario de todas las redes sociales y me di cuenta de que me afectan más que lo que me aportan. Cuando las redes se adueñan de tu vida y de tu día a día, y subir contenido sobre tu vida para sentirte aceptado es algo obligado, llega un momento en que es perjudicial para uno mismo. Por eso yo me quité de todas las redes sociales. Y no solo yo. Cuando ves que tu entorno, tus conocidos, tus amigos, también lo hacen es porque algo está pasando realmente. Creo que hay que darles un cambio e intentar que sean realmente saludables para todos y que no sean adictivas.
P.- ¿Qué expectativas tienes con Emotions?
R.- Sobre todo, poner el foco en la parte más humana. No podemos echar a perder las relaciones interpersonales, así que quiero conseguir que nos cuidemos a nosotros mismos, que seamos conscientes de quiénes somos y a dónde vamos. Quiero que Emotions sea una herramienta que te ayude a cultivar tu bienestar.Ahora mismo están prohibiendo los móviles en los colegios, y quizás la solución es enseñarles a los más jóvenes de que el móvil puede tener un uso más beneficioso.
El problema es que todo esto se ha adelantado. En mi generación tú le dabas un móvil a un niño con 15 o 16 años, que más o menos tienen algo de control. Pero ahora se les da un móvil a niños de 8 o 10 años. Con esa edad es muy difícil que sepan gestionarlo. Pienso que prohibir los móviles es una solución drástica. Lo ideal sería educar a estos niños, desde pequeños, en el colegio, a aprender a gestionar las emociones que les van surgiendo a lo largo de su vida. A ser conscientes de lo que sienten, a aprender a exteriorizarlo, porque muchas veces un niño no sabe contar lo que está sintiendo. Incluso a mí me pasa. Lo ideal sería que los niños recibieran este tipo de educación en el colegio y que los profesores pusieran el valor en cultivar este tipo de desarrollo personal. Es la única manera, porque esto va a ir a más. La tecnología avanzada rápidamente, pero la capacidad humana para gestionarla. Muchos de los problemas mentales que tienen los jóvenes están asociados al uso de las nuevas tecnologías que estamos viviendo, entre otras muchas cosas.
P.- ¿Cuándo verá la luz Emotions?
R.- Hicimos una primera prueba hace unos meses. Realmente queríamos comprobar el feedback de la gente, cómo funcionaba la idea con personas reales y ha funcionado muy bien. Hemos ido recogiendo todas esas respuestas y hemos creado una versión más elaborada. Quizá sea una realidad este mes de marzo. De momento la lanzaremos en España. Ahora estoy buscando un cofundador que se encargue de la parte de desarrollo tecnológico, un socio en el que apoyarme y crecer juntos.
P.- ¿Llevas mal el hecho de trabajar en solitario?
R.- Sí, es complicado, sobre todo, la parte económica. Pero el camino del emprendedor tiene sus altibajos. Sobre todo, si lo que estás creando es algo tan disruptivo que no sabes cómo va a funcionar. Tengo días buenos y no tan buenos, pero lo único que me mueve es mi propósito de querer ayudar a los jóvenes y crear algo grande, que pueda, realmente, cambiar la forma de cómo ahora mismo funcionan las redes sociales, y, se que están haciendo mucho daño.
P.- Tú eres de Las Rozas, un municipio constantemente en avance tecnológico ¿Has recibido algún tipo de ayuda?
R.- Bueno, es difícil que apuesten por un proyecto que está en una fase tan inicial como la mía. Pero es cierto que Las Rozas lo está haciendo muy bien en temas de emprendimiento y está apostando fuerte por la innovación tecnológica, y eso es beneficioso para Las Rozas y para el ecosistema de Madrid en general.
P.- ¿Se notan esos avances tecnológicos por los que apuesta el Ayuntamiento de Las Rozas?
R.- Se nota mucho. Cuando hablas de Las Rozas se habla de emprendimiento y de innovación.
P.- ¿Qué es lo mejor de vivir en Las Rozas?
R.- Estudié en la Universidad de Madrid y ahora trabajo en plena Gran Vía, y me doy cuenta de que valoro mucho la tranquilidad de Las Rozas, donde puede pasear, hacer deporte y quedar con mis amigos.
P.-¿Tienes alguna formación en salud mental?
R.- Sí. De hecho, me estoy formando en Inteligencia Emocional. Además, colaboro en el gabinete de Psicología que mi familia tiene en Majadahonda. Yo mismo llevo dos años de terapia, conociéndome a mí mismo, investigando mucho sobre cómo funciona nuestro cerebro, por qué sufren tanto los jóvenes. Hace dos años, yo tuve una especie de crisis existencial. No sabía qué hacer con mi vida, pase una pequeña depresión. Me costaba mucho levantarme por las mañanas. Fue una época muy complicada para un joven y decidí investigar un poco sobre todo esto. Vi que había muchos jóvenes a los que les pasaba lo mismo. Estamos viviendo en una sociedad en la que tenemos de todo, pero no nos sentimos felices. No sabemos qué nos pasa. Los casos de depresión y de suicidio están aumentando y eso es porque algo está fallando en la sociedad. Yo tenía claro que quería hacer algo o, al menos, intentar crear un proyecto que ayude a los jóvenes en este aspecto.
P.- ¿Cuál es ahora mismo la mayor preocupación de los jóvenes?
R.- Creo que, sobre todo, no saber lidiar con la frustración, con la incertidumbre. Al final, nuestros padres y abuelos han vivido otros tiempos donde había otros problemas. No había tiempo ni de pensar en tu salud mental. Pero ahora mismo vivimos una época en la que nos han cuidado entre algodones. Nos lo han dado todo. Hablo en términos generales. Pero es que la frustración es necesaria para el desarrollo de un niño. Desde pequeños tenemos que aprender a lidiar con el miedo, con la frustración, el enfado… con todas esas emociones que se nos reprimen, y luego con 20 años pasa lo que pasa.
P.- ¿Los jóvenes tienen normalizado ir al psicólogo?
R.- Creo que todavía no. Sigue siendo un tema tabú. Sobre todo, en España. Se habla de salud mental pero realmente no se está haciendo todo lo que se debiera al respecto.
P.- ¿Crees que a los chicos les cuesta aún más expresar sus emociones que a las chicas?
R.- Creo que al hombre se le reprime más el hecho de expresar sus emociones. Un chico no tiene que ser vulnerable, no tiene que llorar, tiene que ser un “machote”. Y esto sigue pasando en mi generación, que el hecho de ser débil llorar o sentirte triste está mal visto cuando son cosas naturales.