El antiguo carnaval burlesco de los pueblos de Toledo

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Pasaron las Navidades. Y en el ambiente se respira aire de Carnaval. Prácticamente no hay solución de continuidad. Pero… ¿qué es el Carnaval? ¿cómo se celebraba antiguamente en Toledo, Talavera y su comarca?.

En sus orígenes fue un conjunto de ritos que expresaban la burla e irreverencia contra el poder político y religioso. Las Máscaras y la Soldadesca de Ánimas, Carreras de gallos, Entierro de la Sardina, Juego del higuí y Quema del Judas… hicieron las delicias en nuestra niñez. Hoy, en la mayoría de los pueblos, todo es igual y monótono, cortejos subvencionados por los Ayuntamientos. Sin embargo, hay que resaltar que algunos pueblos han cuidado con especial esmero su Carnaval tradicional, especialmente la Soldadesca. Y otros han conseguido recuperarla, tras años en que se había perdido.

En términos académicos podemos definir carnaval como “una serie de bulliciosos regocijos y fiestas populares que se celebran en días inmediatamente precedentes al Miércoles de Ceniza, principio de los ayunos cuaresmales”.

El día del Carnaval es el Domingo de Quincuagésima, pero van agregados a él el lunes y martes siguientes. En muchos lugares el Carnaval se empieza el día de Reyes (6 de enero) o por San Antón (“hasta San Antón Pascuas son, desde San Antón máscaras son”, rezaba un antiguo refrán), y acaba el martes de Quincuagésima o Martes de Carnaval.

En Venecia comenzaba, muy antiguamente, el 26 de diciembre. Los pueblos del Rhin contaban como días de Carnaval la semana que termina el Miércoles de Ceniza. En Milán se prolongaba por tres días después de la Ceniza. En España, hasta hace medio siglo, solía también prolongarse hasta el Primer Domingo de Cuaresma (el siguiente al Miércoles de Ceniza), al que llaman Domingo de Piñata. Al Domingo de Carnaval se le llama “Domingo Gordo”, y este epíteto se suele dar a algunos días de la semana anterior. También se solía aludir a ellos con el término “lardero” y “corvillo”, de medieval raigambre castellana. En Castilla las denominaciones más antiguas (Edad Media) eran “carnal” y “carnestolendas”, términos que aludían a los días en que nos despedimos de las carnes, tras un buen “atracón”, pues se avecina el tiempo de ayuno y abstinencia de la Cuaresma.

La denominación carnaval, de origen italiano, se fue introduciendo durante el siglo XV y triunfó en el XVI con el apogeo de las fiestas del Renacimiento. Así se generalizó en Europa. Pasó a América con misioneros y conquistadores y allí adquirió nuevo brillo y vigor con el colorido de las fiestas de los pueblo indígenas. Especialmente espectaculares son los carnavales de Buenos Aires y Montevideo y, más recientemente, de algunas ciudades brasileñas.

Costumbres generalizadas durante el Carnaval

Aunque en cada país, y aún en cada pueblo, existen particularidades y celebraciones propias, no es menos cierto que había una serie de prácticas que se venían repitiendo casi unánimemente en todos los pueblos de España.

La relación está sustancialmente tomada del célebre estudio de Julio Caro Baroja: Arrojar salvado, harina y ceniza sobre la gente. Quemar estopa y sustancias de fuerte olor. Mantear perros y gatos y perseguirlos. Colgar de la cola de estos animales mazas, cuernos, vejigas, latas… Arrojar agua con pucheros y jeringas sobre la gente. Apedrearse con pueblos vecinos, para lo que en algunos lugares existía el llamado “campo de la pedrea”. Arrojarse huevos, naranjas y otros objetos. Colgar y mantear muñecos, llamado “peleles”, como el célebre inmortalizado por los pinceles de Goya. Fustigarse y aporrearse con porras, vejigas e hisopos. Producir ruidos especiales con artefactos (matracas). Romper pucheros y ollas, platos… El juego del columpio, la comba, la trompa o peonza… Publicar hechos escandalosos y coplas satíricas e hirientes y mordaces sobre la vida pública y privada de las gentes. Desbaratar, descolocar y robar objetos y animales (gallinas, fruta, leña para las hogueras). Sobre todo: Máscaras, soldadesca, correr los gallos, entierro de la sardina, el juego del higuí, la quema del judas, la vaquilla.

José  María Gómez Gómez
Real Academia de Toledo RABACHT
Cofradía Internacional de Investigadores