Cada vez son más frecuentes los cambios bruscos de temperatura, pasamos de días fríos, lluviosos o con nieve a días con aumentos de temperaturas y jornadas primaverales. Por esta razón, se aconseja estar atentos a tres elementos del automóvil que podrían verse afectados por tantos cambios abruptos del tiempo.
Los neumáticos: son los “calzados” del automóvil y el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera, de allí su relevancia para que estén siempre en óptimas condiciones y brinden un agarre o tracción óptima en todo momento. Por eso, es fundamental verificar tanto la profundidad del patrón de la banda de rodamiento como la presión.
En relación a la presión, las variaciones importantes de temperatura impactan en el desempeño del neumático. De hecho, si la temperatura se eleva, las partículas que conforman el aire se desplazan a mayor velocidad y eso provoca un incremento en la presión. En este aspecto, se aconseja controlar la presión de las llantas al menos una vez al mes y en el caso de ajustar esos niveles, siempre se debe realizar según los valores recomendados por el fabricante del vehículo, que suelen estar señalados en los umbrales de las puertas delanteras.
La batería: al ser el «órgano principal» del automóvil, sufre con los bruscos cambios de temperatura y cuando ésta cae por debajo de los 5 grados en invierno o supera los 28 grados en primavera y verano, es necesario prestar una mayor atención a la batería, especialmente durante los cambios estacionales o variaciones extremadamente repentinas en las temperaturas, ya que son momentos de mayor riesgo para esta parte del vehículo y, por tanto, para evitar quedarnos tirados.
Por lo tanto, si ha transcurrido un largo período de tiempo desde la última revisión, se aconseja realizar un «electrocardiograma» o inspección de la batería al menos una vez al año, sus fallos ocurren sin advertencia previa y sin manifestar señales.
Cuando una batería presenta un fallo, el automóvil simplemente no arranca. La avería en sí no es seria, pero sí puede causar muchas incomodidades al conductor y a los posibles acompañantes, especialmente por el instante y el sitio, dado que no es igual que el vehículo no arranque en el estacionamiento que en un lugar más distante de la residencia.
Limpia parabrisas y líquido limpiador: si ambos elementos se encuentran en óptimas condiciones, el conductor siempre mantendrá una visibilidad adecuada tanto hacia el frente como hacia la parte trasera del automóvil. En relación con esto, se aconseja inspeccionar las escobillas de limpiaparabrisas por lo menos una vez al año o, en este escenario, después de un período prolongado sin lluvias, ya que podría haberse acumulado polvo y suciedad en las gomas que se encargan de limpiar el vidrio.
Ante el aumento de las temperaturas y si se realiza un viaje en carretera por áreas costeras o cerca de vías fluviales, surgen mosquitos y otros insectos que pueden pegarse al parabrisas delantero y, por lo tanto, dificultar la visión al conducir. Por tanto, las escobillas siempre deben estar en buen estado, ya que son uno de los componentes que deben revisarse durante todo el año, ya sea invierno o verano.