Rocío Monasterio repite como candidata de Vox, un partido que aspira a crecer en estas elecciones y ser la llave si el PP no consiguiera mayoría absoluta.
P.- ¿Qué supone para usted repetir como candidata de Vox a las elecciones regionales?
R.- Un reto. Una oportunidad para hacer llegar el mensaje de Vox a los madrileños sin ningún tipo de distorsión o manipulación. Explicar lo hecho y contar lo que queremos hacer. Siempre bajo una premisa, cumplimos con lo que decimos y decimos lo que cumplimos. Lo hemos realizado en estas dos breves y anómalas legislaturas.
Dos legislaturas en las que hemos estado a la altura de las dificultades, de la crisis del Covid-19, donde sin la presencia de Vox en la Asamblea el PP habría impuesto el pasaporte Covid. O esta legislatura, que nació de la traición de Ciudadanos y de la convocatoria anticipada de elecciones, que finaliza con la ruptura de la señora Ayuso con Vox después de haber sacado adelante más de 20 leyes gracias a nuestros votos, y todo ello a pesar de que se han unido con el PSOE, Más Madrid y Podemos, para tumbar 38 iniciativas de Vox que iban desde bajar impuestos o reforzar servicios públicos hasta derogar la ‘ley trans’ de la Comunidad de Madrid. Recordemos que esta ley ha servido de inspiración al Gobierno de Sánchez. Gracias la ley autonómica, que aún Ayuso mantiene, un hombre se ha presentado a las pruebas físicas de mujeres para ser policía local en Torrelodones.
Han sido cuatro años duros, pero hemos conseguido grandes cosas y la señora Ayuso, aunque tiende a decir una cosa y hacer su contraria, ha tenido también aciertos y yo soy la primera en alegrarme de ellos.
P.- ¿Cómo se definiría a sí misma Rocío Monasterio?
R.- Como una mujer exigente que se ríe de sí misma, marcada por mi ascendencia cubana y por ello doblemente hispana, como española y como cubana.
P.- Vivimos tiempos de crispación en la política madrileña. ¿Cuál es su punto de vista de esa imagen que los madrileños ven cada día en la televisión y el resto de los medios?
R.- Lo que sucede es que se daban por cerrados ciertos debates, debates que ni mucho menos la sociedad había dado por concluidos a pesar del esfuerzo de partidos y medios de comunicación por forjar un consenso irreal que dista mucho de la realidad diaria de los madrileños.
El fantasma de la crispación siempre sale cuando la izquierda ve en peligro su discurso y el mantenimiento de sus políticas, aunque gobierne otra formación política, como lo vemos a diario en la Comunidad de Madrid. Saben que eso se ha acabado, porque Vox estará aquí y ya sólo por eso el Partido Popular no podrá seguir diciendo una cosa y haciendo otra, como hace su candidata en la Comunidad de Madrid. Algunas veces colará, pero al final es muy difícil emular una cosa que no se es y que la gente se lo crea.
Por tanto, no hay crispación, lo que hay es una fuerza como Vox dispuesta a plantar cara y a hablar claro, porque se nos podrán reprochar muchas cosas, pero no se nos puede acusar de engañar a los españoles.
P.- ¿Hay que cambiar el rumbo en ese sentido?
R.- No, porque el debate es sano y los madrileños nos eligen para defender unos ideales y, con ello, unas determinadas políticas. Si el coste de evitar que salga el fantasma maniqueo de la crispación es aceptar los postulados de una izquierda, pues que quiere que le diga, esperen sentados.
No vamos a aceptar el mantra de quienes no dudan en ejercer la violencia política, tirar piedras como vimos en un mitin hace dos años, inventarse balas y sobres como en las pasadas elecciones o de quienes pretenden que normalicemos el proceso de destrucción, desde la nación hasta a nuestros barrios, al que nos conducen sus políticas y el sambenito de la moderación en función de si te adaptas a la cosmovisión zurda y sus delirios.
P.- ¿Cuáles son las necesidades que tiene la Comunidad de Madrid (en sanidad, educación, servicios sociales, transporte y sostenibilidad y medio ambiente) y qué propone Vox para cubrirlas?
A mí no me preocupa las necesidades que tenga la Comunidad de Madrid como administración, lo que me preocupa son las necesidades de los madrileños y que la Comunidad de Madrid esté a su servicio y no al revés, que esto es uno de los principios básicos que han olvidado los políticos. Los madrileños no pagan impuestos para ocurrencias o para que la Administración sea una industria de políticos.
Nosotros queremos recuperar el papel real y básico de las administraciones.
Queremos administraciones que ofrezcan una educación que permita prosperar a nuestros hijos, basada en el aprendizaje de las matemáticas, lengua, etc. y no en el número de géneros, en si se perciben binarios, cisgénero o lo que se hayan inventado ahora…una educación con los mejores profesores, con autoridad en las aulas, sin móviles en las mismas, con contenidos que ayuden a nuestros hijos a enfrentarse al mundo. Quiero que cuando un padre o una madre llegan a su casa, después de una dura jornada, de hacer horas extra para que sus hijos tengan una vida mejor, no se encuentren con que está estudiando un libro donde le hablan de los modos de masturbarse. Quiero frenar la deriva actual que condena, gracias a la izquierda y a quienes gestionan sus políticas, a los niños que van a la pública a recibir una peor educación y no por sus profesores, sino por lo que se les obliga a enseñar. No puede ser que, como en Cataluña, para prosperar haya que refugiarse en los colegios privados (¡y soy firme defensora de estos!).
Queremos administraciones que presten una buena sanidad y un buen servicio de atención al paciente. Madrid tiene sin lugar a duda una sanidad envidiable, pero también tiene listas de espera, pocos médicos y no porque no haya médicos (los hay, pero se van fuera porque están mal pagados). El problema no es lo que dice la señora García, que no goza ya de ningún tipo de credibilidad y sí de una cara de cemento; el problema, además de los errores del Gobierno del PP en la Comunidad de Madrid, es que es inviable un sistema con 17 modelos de sanidad, con 17 centrales de compras de medicamentos, con 17 tipos de exigencias distintas para optar a una plaza de médico, con un sistema que vimos en plena pandemia que a un madrileños con Covid severo y que requería de ingreso no se le podía trasladar a Toledo aunque hubiera camas vacías, etc.…y esto es algo que debemos tener presente. No es viable, y decir lo contrario es mentir.
Queremos administraciones que garanticen la seguridad y la convivencia en nuestras calles y no tolerar que se conviertan en guetos o en campos de batalla de bandas; empieza a ser normal que mueran jóvenes apuñalados, o los daños y el temor que causan los menas en Batán; queremos que los madrileños disfruten de los barrios, que nuestros mayores puedan salir a la calle sin miedo y que los padres puedan dormir tranquilos.
Queremos administraciones que no discriminen entre residentes en Madrid o de fuera. No puede ser que a quien resida fuera se le devuelva el 20% de lo gastado en un inmueble, por ejemplo, que le devuelvan 60.000 euros si el inmueble cuesta 300.000 y que a quien reside en Madrid, madrileño, español o inmigrante legal, que paga religiosamente los impuestos, su IRPF y demás, no tenga los mismos beneficios. Por eso hemos incluido esa medida en nuestro programa.
Queremos defender la economía de las personas de la calle, del pequeño comercio y de los autónomos, sin olvidarnos también de las grandes empresas pero conjugándolo con los intereses de quienes mantienen nuestros barrios vivos y forman parte de su paisaje, de nuestro día a día, de aquello que hace que seamos una comunidad.
P.- De cara a después de las elecciones, ¿qué pactos se podría plantear su partido y cuáles no?
R.- Con los zurdos ninguno, han traicionado a España, a las clases populares y están empeñados en destruir todos los vínculos de pertenencia que nos unen con sus políticas multiculturales y disolventes.
Nuestro modelo es el Gobierno de coalición en Castilla y León. Funciona muy bien. Ahí están los datos. Es un ejemplo de cómo se pueden cambiar las cosas, de cómo se pueden combinar las bajadas de impuestos con las políticas sociales. Gracias a la determinación de Vox y a la lealtad y valentía del señor Mañueco en Castilla y León se ha reducido drásticamente el dinero destinado a sindicatos y patronal, se han establecido ambiciosas ayudas a las familias y se han reforzado los servicios públicos en el medio rural para combatir la despoblación. El señor Mañueco debería ser un ejemplo para el PP.
Nosotros siempre hemos dicho que exigiremos en proporción al respaldo que obtengamos en las elecciones. Y nadie puede decir que no hayamos sido generosos o que no cumplamos. Otros no pueden decir lo mismo.
Hemos buscado el entendimiento con la señora Ayuso en todo momento, a pesar de sus insultos hacia Vox llamándonos nefastos, ridiculizando los chats de madres de los colegios o pidiendo a su partido que votara ‘no’ en la moción de censura.
Siempre vamos a buscar el entendimiento, pero que nadie espere que vayamos a permitir que humillen a nuestros votantes.
P.- ¿Cuáles son sus perspectivas de cara a los comicios del próximo 28 de mayo?
R.- Nuestras perspectivas son buenas, pero sin olvidar lo importante: aspiramos a crecer pero jamás a costa de nuestras creencias, de engañar o de tratar de parecer algo que no somos.