BORRASCA EN LA TAUROMAQUIA

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Borrasca en la Tauromaquia

PINTAN BASTOS PARA LA TAUROMAQUIA

Y no sólo para el Mundo de los Toros sino para todos los sectores de la economía. Es impredecible lo que nos va dejar la esta pandemia del COVID-19 lo que sí se sabe ya de cierto es que pasan de ochenta mil los muertos aunque el conteo se haga según la fuente más conveniente del momento y eso es algo que conviene no olvidar nunca. Y otra cosa cierta es la cantidad de puestos de trabajo que va destruyendo en su ya largo caminar además de las miles de pequeñas empresas arruinadas, autónomos sin viabilidad y empresas no tan pequeñas que están “tocadas” y con un inminente peligro de “hundimiento”.

El sector taurino tiene dos partes muy diferenciadas, así a groso modo, la parte humana en la que intervienen empresarios y toreros de oro y plata junto con sus apoderados y ayudas y la parte más importante e imprescindible: El TORO. Y es que, el toro necesita seguir comiendo para mantenerse lo que supone un gasto muy elevado para los ganaderos que no tienen ningún tipo de ingreso al no poder venderlos por la supresión de los festejos y, si el destino final es el matadero, apenas el precio de la carne supondrá alivio pues tener un toro cuatro años para lidiarlo supone un gasto que ronda los cuatro mil euros y en el matadero le dan al ganadero trescientos poco más o menos; es decir, ruina total. Y, por si esto ya de por sí no fuera suficiente, el temporal de nieve caída en la zona centro ha hecho que muchas ganaderías tuvieran dificultades para hacer llegar la comida a los cercados de toros y vacas y que hayan tenido muchas bajas sobre todo de crías ya que estas son fechas de paridera. Alguna Comunidad sí se ha significado en mostrar su ayuda al sector, sobre todo ganadero y siempre es de agradecer porque, al menos, eso da motivo para seguir aguantando algo más de tiempo hasta que puedan darse festejos que den salida al ganado, algo que tampoco se ve en el horizonte.

Un elicóptero de bonberos de Madrid llevando comida a los animales

Estamos en unas fechas en que, en años anteriores a la pandemia, ya estarían los carteles del pueblo madrileño de Ajalvir en la calle y los aficionados deseando ir. Bien es verdad que las inclemencias del tiempo hace que la asistencia de público no llene la plaza portátil pero era una feria muy esperada por toreros que necesitan “puntuar” para ir abriéndose paso. Y en Ajalvir se han visto muy buenas corridas de toros y novilladas y también suspenderse un festejo al arrastre del tercer toro por la fuerte ventisca, pero los finales de enero tienen estas cosas.

Otra feria que ya tendría los carteles anunciados sería la del pueblo serrano de Valdemorillo, con plaza cubierta que hace que toreros y público se vean protegidos de viento, lluvia o nieve. Y no sólo estas ferias, ya se estaría hablando de las próximas de Valencia o Castellón y no digamos de Sevilla o Madrid que ya irían adelantando los contratos de ciertas ganaderías y toreros. Habría ebullición entre los aficionados y se estarían celebrando las conferencias que también por estas fechas programaban la Peña el 7, la de Los Areneros, El Puyazo, Club Taurino de Madrid o Las Majas de Goya entre otras varias.

En definitiva, un desastre con pocas vías de solución en ese horizonte cercano ni tan siguiera en el lejano pues no se ve que las distintas administraciones estén por la labor de prestar ayudas o ver de forma más positiva la celebración de festejos con un número adecuado de público que los de viabilidad económica. Mucho se comentó de un concierto con cinco mil personas en un recinto cerrado y muchas fueron las justificaciones que se dieron pero las plazas de toros están al aire libre porque cubiertas hay un insignificante número y muchas son de techos desplazables que pueden abrirse en un momento dado, y para los festejos taurinos todo son pegas y restricciones y eso teniendo en cuenta que cuando se dieron festejos no hubo ningún caso de contagio.

La esperanza es lo último que se pierde pero visto el panorama lo que más impera es la desesperanza y mucho más en el caso de los ganaderos.

La vista, una vez más, está puesta en Francia y en sus ferias y ya se habla de Nîmes o Arles que tendrán festejos lógicamente con las medidas que aconseje o impongan las autoridades sanitarias. El torero Juan Bautista Jalabert, ahora empresario del anfiteatro romano de Arles ya está trabajando sobre las Ferias de Pascua en abril o la del Arroz en septiembre, de hecho ya ha dado a conocer una ganadería que estaría fija en uno de los ciclos, la salmantina de Pedraza de Yeltes. Las fechas previstas para la primera de las Ferias serían, el sábado de Gloria 3 de abril, el 4 domingo de Resurrección y el 5 lunes de Pascua y ha calculado que el aforo mínimo que deben permitir las autoridades es de cuatro mil personas. Eso es planificar y tener las cosas claras y no esperar a que las “peras caigan del árbol porque ya están maduras”. Todo dependerá de la evolución de la pandemia en esa zona pero el trabajo está hecho y da que pensar por qué no hay esa anticipación en las plazas de acá los pirineos.

   El anfiteatro romano de Arles en día de festejo