30 años de Tres Cantos | Entrevista al segundo alcalde de la historia del municipio, José Luis Rodríguez Eyre

30 años de Tres Cantos | Entrevista al segundo alcalde de la historia del municipio, José Luis Rodríguez Eyre

José Luis Rodríguez Eyre, nacido en Santiago de Compostela en 1942, fue parte importante de aquel momento histórico cuando Tres Cantos se segregó de Colmenar Viejo convirtiéndose en una nueva ciudad y fue, a los pocos meses, a causa la desgraciada pérdida del primer alcalde del municipio, Antonio Osuna, el segundo regidor de su historia, un cargo que ostentaría durante tres años bajo las siglas del TCU (Tres Cantos Unido). Rodríguez Eyre ha ejercido toda su vida como médico de la sanidad pública en Madrid, como médico nuclear para el diagnóstico y tratamiento de fisiopatologías de enfermedades, en hospitales como el San Carlos, el Instituto Nacional de Oncología, el Ramón y Cajal o el hospital de la Princesa; una profesión que compatibilizó con el sueño de un Tres Cantos distinto al que se encontró cuando llegó. Hoy, ya jubilado con 78 años, nos recibe para recordar cómo fue todo aquel proceso histórico…

¿Qué cree que significan estos 30 años para Tres Cantos y sus vecinos en general y para usted en particular?

Para mi es parte de un sueño, aunque, obviamente, como en todos los sueños no se cumple todo. Creo que fue una labor de unos vecinos que vinieron aquí ilusionados a una nueva urbanización, grandísima, que iba a ser ya ciudad según sus diseñadores. No hay que olvidar que, históricamente, fue un diseño pensado por el PSOE que gobierna en la época de la segregación, pero que los antecedentes de la ciudad están en época de Franco cuando se necesitaba tener más viviendas para Madrid y se decide buscar otra ubicación para hacer una ciudad nueva. No tenía el nombre de ciudad, pero se estaba trabajando en ello y, en la época que cayeron estos papeles en manos de Eduardo Mangada, que era el consejero de Joaquín Leguina en aquella época, se le dio la forma que hoy conocemos.

Se crea entonces una estructura de más de 400 hectáreas que se expropian a los Ayuntamientos de Colmenar Viejo y de Madrid y se hace esto, que es, aparentemente, una cosa sencilla, una gran urbanización que pudiera haber hecho una empresa, pero que, obviamente, no existía ninguna con capacidad económica para hacerla, por lo que la gestiona directamente la Comunidad de Madrid con una empresa interpuesta que es Tres Cantos S.A.

Lo que nos encontramos aquí cuando llegamos es que lo prometido en los papeles, la propaganda de lo que iba a ser, no se cumplía, y ese es el origen del Tres Cantos que hoy conocemos, porque involucró a los vecinos y la ciudad finalmente se hizo, no con las directrices que pudieran tener los urbanistas que la diseñaron en un principio, sino más bien con el aderezo de las necesidades de los vecinos que habían llegado aquí en los años 1981-1982 -yo llegué en el año 1984- para cumplir unos sueños.

Son unos sueños que son difíciles de transmitir hoy en día, pero cualquier joven puede darse cuenta actualmente, porque son los sueños de cualquier época. Éramos gente recién casada y con hijos buscando un espacio diferente al que se había criado y donde hubiera zonas verdes, instalaciones deportivas, donde no fuera difícil encontrar un colegio para tus hijos, que estos pudieran estar en la calle porque no había coches. Sectores cerrados más humanos con los que poder disfrutar de la ciudad y que fueron el gran atractivo para las personas que vinimos aquí. Y para conseguir eso, hubo que unirse para conseguir las cosas que no se cumplían.

Esa capacidad de lucha de gente joven fue la que dio lugar a esto, porque todo comenzó con los incumplimientos que, una vez que se produjeron, la Asociación de Vecinos, con gran capacidad de proponer toda vez que estábamos estrenando recientemente también la Democracia y cambiábamos nuestra cultura, fue la que dio lugar a esto. Se nos dio capacidad para participar en el desarrollo final de la ciudad, algo que hubiera sido imposible con una entidad privada, que habría hecho lo que hubiera querido hacer.

¿Cuál era el papel del Ayuntamiento de Colmenar Viejo en ese contexto?

El Ayuntamiento de Colmenar Viejo se encontró con una pelota muy difícil de tragar que es que esto no era una urbanización de 70 chalés ni de 200 casas que el tuvieran que recepcionar. Era un monstruo indigerible para un Ayuntamiento, por lo que lo tenía abandonado y sin capacidad económica de recepcionarlo.

El gran problema de este tipo de urbanizaciones en toda España es que son “islas alegales” dentro de la estructura del término municipal en el que están, por lo que los municipios no pueden hacerse cargo de ellas. Los vecinos dan un paso para vivir con un modo de vida ideal, donde quieren estar, pero se encuentran con que necesitan uno servicios que no tienen. Aquí, gracias a la cultura que tenemos de servicios municipales podíamos tener agua del Canal, luz, depuradora y otros servicios que en otros países como Estados Unidos o México no habrían podido tener.

¿Cómo fue vivir el momento del nacimiento de Tres Cantos?

Nos dimos cuenta de que nos habíamos metido en un sitio difícil y con problemas. El gestor de Tres Cantos S.A. tenía problemas económicos. No era lo suficientemente atractivo ni para empresas ni para particulares venir a vivir aquí, por lo que no vendían suelo y las primeras cooperativas que vinieron aquí, se encontraron desamparadas. Esto, provocaría la unión de los cooperativistas para buscar soluciones.

El principal problema que teníamos era el no tener servicios sanitarios, no tener transporte, etc. Eran cuestiones muy humanas de las que no nos dimos cuenta hasta que no llegamos aquí. Nos libramos por ejemplo del problema del abastecimiento de agua gracias a la gran infraestructura que existía del Canal de Isabel II y de ahí esas grandes torres que tenemos para elevar el agua, que daba muestra de que se pretendía dotar de este elemento a la ciudad.

La realidad es que el diseño de esta ciudad para 150.000 habitantes y sus dotaciones quedaron, en algunos casos desfasadas y en otras sobredimensionadas, por lo que el rehacerla fue un poco en función de nuestras demandas.

Este grupo de gente que buscaba su sueño es, por tanto, el origen de Tres Cantos…

Este grupo de gente se presenta a las elecciones de 1987 como una agrupación de electores que consiguió tres concejales en el Ayuntamiento de Colmenar Viejo. Era una proporción muy alta, pero no tanto, teniendo en cuenta que ya teníamos una encuesta entre los vecinos en la que se reflejaba que el 93% quería un Tres Cantos independiente.

¿Cómo fue el momento de dar el salto definitivo?

El salto fue muy complejo, porque el PSOE primigenio lo que quería era dinamitar lo poco construido y volver a convertirlo en lo que era: monte y fincas particulares de cultivo de cereal y viñas. Y eso no se consiguió porque Mangada asumió el reto de hacer esta ciudad, lo que les obligó a tragar con ello.

El problema siguiente fue el desarrollo de esta ciudad y las dotaciones. ¿Cómo lo asumieron Colmenar Viejo y sus vecinos? Mal, porque, al fin y al cabo, se sentían como si los hubieran quitado algo, pero la realidad es que no fue así, porque la expropiación supuso pagar por los terrenos a los propietarios por lo que no lucharon mucho en su momento.

Problemático era, pero los que estábamos aquí vimos una oportunidad de futuro, que esto iba a ser un motor económico, que iba a ser atractivo y mejor de lo que nos podíamos imaginar y así ha sido. Ese es el éxito que creo que tuvimos en Tres Cantos Unido, porque vimos que eso era el embrión de algo mucho mejor y la realidad es que se ha cumplido, porque el Ayuntamiento de Tres Cantos es actualmente uno de los más potentes de la Comunidad de Madrid y eso no es cosa del Consistorio, sino de las personas que viven aquí, porque las ciudades las hacen las personas, son las que la hacen dinámica, las que la mueven. La gente de Tres Cantos se mueve, tiene una mentalidad muy abierta y eso nació con los primeros que vinimos aquí, que éramos jóvenes luchadores que ya habíamos visto un poco de mundo cuando llegamos aquí.

¿Qué puede decirnos de Antonio Osuna?

Antonio Osuna era un visionario y era un hombre tremendamente inteligente, con una capacidad especial y también un poco polémico. Él leía el Plan General de esta ciudad y se lo sabía mejor que los técnicos. Al poco de leerlo ya le había encontrado los defectos y los problemas. Era un hombre muy transversal, pero el problema que tenía es que era un pelín revolucionario y chocaba con la gente que dominaba la legislación vigente. Y, como él quiso, nos metimos en política para poder influir en el cambio de los diseños políticos y jurídicos.

¿Y qué puede decirnos de su papel en aquellos momentos y en los años que estuvo como alcalde?

Recuerdo más los años de antes, en los que intentamos llegar al poder, el estar cocinando documentos, preparando reuniones, consiguiendo que se oyeran y se aceptaran las propuestas, etc. Esa es la fase que no se conocer de la política, pero alguien tiene que hacerla.

Durante mi etapa como alcalde yo de lo único que me encargué fue de que se cumpliera con lo pactado, aunque obviamente también había trabajado lo que había que pactar. Preparé pactos y trabajé para que se cumplieran. Fueron muchas pequeñas cosas, que comenzaron con el centro de salud, que me llevó muchos meses, pero que finalmente pudo sacarse adelante, aunque me acarreó muchas broncas.

Antes de construir algo hay que pensarlo, pactarlo y hay que dotarlo de dinero.

¿Y cómo ve actualmente la ciudad? ¿Se sigue cumpliendo ese sueño que tuvieron?

Yo a Tres Cantos no lo veo como un conjunto de edificios y dotaciones y lo que más disfruto hoy es ver cómo lo que antes eran unos palos, ahora son árboles que dan sombra. Es algo que me maravilla, cuando aquí por aquel entonces teníamos un terreno totalmente destrozado, donde ya no había capa fértil de tantas máquinas que habían pasado por encima de ella. Aquí no había más que arcilla y arenisca y mira hoy…

Lo demás son las personas y las personas cambian con las épocas, las culturas, las televisiones, el teléfono móvil, etc., que nos ha hecho ver e imitar el modo de vida americano, empapados por una cultura de vida anglosajona, un ‘copy-paste’, que en próximas generaciones seguramente vean los errores que tuvimos.

Esta ciudad la han hecho los hombres, las familias, la gente y la han hecho porque tenían dotaciones. No han tenido que irse fuera a estudiar como nos pasó a nosotros por ejemplo en la Galicia rural. Teniendo educación aquí y universidad al lado, esto era una bicoca.

¿Cómo ve el futuro de Tres Cantos?

No tengo una bola de cristal, pero tengo una cierta mirada histórica de cómo funcionan los seres humanos y aquí se ha sembrado muy buena educación desde que se instauraron los primeros colegios, además de que ha habido grandes oportunidades para las nuevas generaciones y los obstáculos han sido pequeños. La superprotección que hay tiene que hacer que estas nuevas generaciones que vengan sean, si no más luchadoras, sí más preparadas y, desde luego, marcha atrás no van a dar. Esta ciudad, como ya he dicho antes, será la que hagan los hombres y mujeres que la habitan…

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¿Qué cree que significan estos 30 años para Tres Cantos y sus vecinos en general y para usted en particular?

Para mi es parte de un sueño, aunque, obviamente, como en todos los sueños no se cumple todo. Creo que fue una labor de unos vecinos que vinieron aquí ilusionados a una nueva urbanización, grandísima, que iba a ser ya ciudad según sus diseñadores. No hay que olvidar que, históricamente, fue un diseño pensado por el PSOE que gobierna en la época de la segregación, pero que los antecedentes de la ciudad están en época de Franco cuando se necesitaba tener más viviendas para Madrid y se decide buscar otra ubicación para hacer una ciudad nueva. No tenía el nombre de ciudad, pero se estaba trabajando en ello y, en la época que cayeron estos papeles en manos de Eduardo Mangada, que era el consejero de Joaquín Leguina en aquella época, se le dio la forma que hoy conocemos.

Se crea entonces una estructura de más de 400 hectáreas que se expropian a los Ayuntamientos de Colmenar Viejo y de Madrid y se hace esto, que es, aparentemente, una cosa sencilla, una gran urbanización que pudiera haber hecho una empresa, pero que, obviamente, no existía ninguna con capacidad económica para hacerla, por lo que la gestiona directamente la Comunidad de Madrid con una empresa interpuesta que es Tres Cantos S.A.

Lo que nos encontramos aquí cuando llegamos es que lo prometido en los papeles, la propaganda de lo que iba a ser, no se cumplía, y ese es el origen del Tres Cantos que hoy conocemos, porque involucró a los vecinos y la ciudad finalmente se hizo, no con las directrices que pudieran tener los urbanistas que la diseñaron en un principio, sino más bien con el aderezo de las necesidades de los vecinos que habían llegado aquí en los años 1981-1982 -yo llegué en el año 1984- para cumplir unos sueños.

Son unos sueños que son difíciles de transmitir hoy en día, pero cualquier joven puede darse cuenta actualmente, porque son los sueños de cualquier época. Éramos gente recién casada y con hijos buscando un espacio diferente al que se había criado y donde hubiera zonas verdes, instalaciones deportivas, donde no fuera difícil encontrar un colegio para tus hijos, que estos pudieran estar en la calle porque no había coches. Sectores cerrados más humanos con los que poder disfrutar de la ciudad y que fueron el gran atractivo para las personas que vinimos aquí. Y para conseguir eso, hubo que unirse para conseguir las cosas que no se cumplían.

Esa capacidad de lucha de gente joven fue la que dio lugar a esto, porque todo comenzó con los incumplimientos que, una vez que se produjeron, la Asociación de Vecinos, con gran capacidad de proponer toda vez que estábamos estrenando recientemente también la Democracia y cambiábamos nuestra cultura, fue la que dio lugar a esto. Se nos dio capacidad para participar en el desarrollo final de la ciudad, algo que hubiera sido imposible con una entidad privada, que habría hecho lo que hubiera querido hacer.

¿Cuál era el papel del Ayuntamiento de Colmenar Viejo en ese contexto?

El Ayuntamiento de Colmenar Viejo se encontró con una pelota muy difícil de tragar que es que esto no era una urbanización de 70 chalés ni de 200 casas que el tuvieran que recepcionar. Era un monstruo indigerible para un Ayuntamiento, por lo que lo tenía abandonado y sin capacidad económica de recepcionarlo.

El gran problema de este tipo de urbanizaciones en toda España es que son “islas alegales” dentro de la estructura del término municipal en el que están, por lo que los municipios no pueden hacerse cargo de ellas. Los vecinos dan un paso para vivir con un modo de vida ideal, donde quieren estar, pero se encuentran con que necesitan uno servicios que no tienen. Aquí, gracias a la cultura que tenemos de servicios municipales podíamos tener agua del Canal, luz, depuradora y otros servicios que en otros países como Estados Unidos o México no habrían podido tener.

¿Cómo fue vivir el momento del nacimiento de Tres Cantos?

Nos dimos cuenta de que nos habíamos metido en un sitio difícil y con problemas. El gestor de Tres Cantos S.A. tenía problemas económicos. No era lo suficientemente atractivo ni para empresas ni para particulares venir a vivir aquí, por lo que no vendían suelo y las primeras cooperativas que vinieron aquí, se encontraron desamparadas. Esto, provocaría la unión de los cooperativistas para buscar soluciones.

El principal problema que teníamos era el no tener servicios sanitarios, no tener transporte, etc. Eran cuestiones muy humanas de las que no nos dimos cuenta hasta que no llegamos aquí. Nos libramos por ejemplo del problema del abastecimiento de agua gracias a la gran infraestructura que existía del Canal de Isabel II y de ahí esas grandes torres que tenemos para elevar el agua, que daba muestra de que se pretendía dotar de este elemento a la ciudad.

La realidad es que el diseño de esta ciudad para 150.000 habitantes y sus dotaciones quedaron, en algunos casos desfasadas y en otras sobredimensionadas, por lo que el rehacerla fue un poco en función de nuestras demandas.

Este grupo de gente que buscaba su sueño es, por tanto, el origen de Tres Cantos…

Este grupo de gente se presenta a las elecciones de 1987 como una agrupación de electores que consiguió tres concejales en el Ayuntamiento de Colmenar Viejo. Era una proporción muy alta, pero no tanto, teniendo en cuenta que ya teníamos una encuesta entre los vecinos en la que se reflejaba que el 93% quería un Tres Cantos independiente.

¿Cómo fue el momento de dar el salto definitivo?

El salto fue muy complejo, porque el PSOE primigenio lo que quería era dinamitar lo poco construido y volver a convertirlo en lo que era: monte y fincas particulares de cultivo de cereal y viñas. Y eso no se consiguió porque Mangada asumió el reto de hacer esta ciudad, lo que les obligó a tragar con ello.

El problema siguiente fue el desarrollo de esta ciudad y las dotaciones. ¿Cómo lo asumieron Colmenar Viejo y sus vecinos? Mal, porque, al fin y al cabo, se sentían como si los hubieran quitado algo, pero la realidad es que no fue así, porque la expropiación supuso pagar por los terrenos a los propietarios por lo que no lucharon mucho en su momento.

Problemático era, pero los que estábamos aquí vimos una oportunidad de futuro, que esto iba a ser un motor económico, que iba a ser atractivo y mejor de lo que nos podíamos imaginar y así ha sido. Ese es el éxito que creo que tuvimos en Tres Cantos Unido, porque vimos que eso era el embrión de algo mucho mejor y la realidad es que se ha cumplido, porque el Ayuntamiento de Tres Cantos es actualmente uno de los más potentes de la Comunidad de Madrid y eso no es cosa del Consistorio, sino de las personas que viven aquí, porque las ciudades las hacen las personas, son las que la hacen dinámica, las que la mueven. La gente de Tres Cantos se mueve, tiene una mentalidad muy abierta y eso nació con los primeros que vinimos aquí, que éramos jóvenes luchadores que ya habíamos visto un poco de mundo cuando llegamos aquí.

¿Qué puede decirnos de Antonio Osuna?

Antonio Osuna era un visionario y era un hombre tremendamente inteligente, con una capacidad especial y también un poco polémico. Él leía el Plan General de esta ciudad y se lo sabía mejor que los técnicos. Al poco de leerlo ya le había encontrado los defectos y los problemas. Era un hombre muy transversal, pero el problema que tenía es que era un pelín revolucionario y chocaba con la gente que dominaba la legislación vigente. Y, como él quiso, nos metimos en política para poder influir en el cambio de los diseños políticos y jurídicos.

¿Y qué puede decirnos de su papel en aquellos momentos y en los años que estuvo como alcalde?

Recuerdo más los años de antes, en los que intentamos llegar al poder, el estar cocinando documentos, preparando reuniones, consiguiendo que se oyeran y se aceptaran las propuestas, etc. Esa es la fase que no se conocer de la política, pero alguien tiene que hacerla.

Durante mi etapa como alcalde yo de lo único que me encargué fue de que se cumpliera con lo pactado, aunque obviamente también había trabajado lo que había que pactar. Preparé pactos y trabajé para que se cumplieran. Fueron muchas pequeñas cosas, que comenzaron con el centro de salud, que me llevó muchos meses, pero que finalmente pudo sacarse adelante, aunque me acarreó muchas broncas.

Antes de construir algo hay que pensarlo, pactarlo y hay que dotarlo de dinero.

¿Y cómo ve actualmente la ciudad? ¿Se sigue cumpliendo ese sueño que tuvieron?

Yo a Tres Cantos no lo veo como un conjunto de edificios y dotaciones y lo que más disfruto hoy es ver cómo lo que antes eran unos palos, ahora son árboles que dan sombra. Es algo que me maravilla, cuando aquí por aquel entonces teníamos un terreno totalmente destrozado, donde ya no había capa fértil de tantas máquinas que habían pasado por encima de ella. Aquí no había más que arcilla y arenisca y mira hoy…

Lo demás son las personas y las personas cambian con las épocas, las culturas, las televisiones, el teléfono móvil, etc., que nos ha hecho ver e imitar el modo de vida americano, empapados por una cultura de vida anglosajona, un ‘copy-paste’, que en próximas generaciones seguramente vean los errores que tuvimos.

Esta ciudad la han hecho los hombres, las familias, la gente y la han hecho porque tenían dotaciones. No han tenido que irse fuera a estudiar como nos pasó a nosotros por ejemplo en la Galicia rural. Teniendo educación aquí y universidad al lado, esto era una bicoca.

¿Cómo ve el futuro de Tres Cantos?

No tengo una bola de cristal, pero tengo una cierta mirada histórica de cómo funcionan los seres humanos y aquí se ha sembrado muy buena educación desde que se instauraron los primeros colegios, además de que ha habido grandes oportunidades para las nuevas generaciones y los obstáculos han sido pequeños. La superprotección que hay tiene que hacer que estas nuevas generaciones que vengan sean, si no más luchadoras, sí más preparadas y, desde luego, marcha atrás no van a dar. Esta ciudad, como ya he dicho antes, será la que hagan los hombres y mujeres que la habitan…

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