El bienestar de nuestras mascotas no depende solo de una buena alimentación o de revisiones veterinarias periódicas. El ejercicio físico es un pilar esencial para mantener su salud integral, tanto física como mental. Perros y gatos, aunque de especies distintas y con necesidades diferentes, requieren movimiento diario para canalizar su energía, reducir el estrés y prevenir problemas de comportamiento.
En el caso de los perros, la actividad física es una vía natural para liberar tensiones. Los paseos, los juegos de búsqueda o las carreras en espacios abiertos estimulan su mente y fortalecen su vínculo con el dueño. Cuando no se ejercitan lo suficiente, pueden aparecer conductas destructivas, ansiedad por separación o incluso depresión. Por ello, los veterinarios recomiendan al menos dos paseos diarios, adaptados a la raza, la edad y el estado de salud del animal.
Los gatos, aunque más independientes, también necesitan ejercicio. A menudo viven en interiores y su rutina puede volverse sedentaria, lo que afecta tanto a su peso como a su equilibrio emocional. Juguetes interactivos, rascadores o simples cajas pueden ser herramientas eficaces para mantenerlos activos. Un gato que juega es un gato más feliz, curioso y equilibrado.
El ejercicio regular contribuye además a mejorar la calidad del sueño, estimula el apetito y refuerza el sistema inmunológico. Pero, sobre todo, fortalece el vínculo afectivo entre el animal y su cuidador, ya que convierte la actividad física en un momento compartido de confianza y diversión.
Dedicar tiempo al juego y al movimiento no es un lujo, sino una necesidad para garantizar una vida larga y equilibrada. Una mascota activa es, sin duda, una mascota más sana, más sociable y emocionalmente estable. Porque cuidar su cuerpo también es cuidar su mente.