Las mascotas, maestros de vida

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Si entendemos que maestro es aquel que te enseña algo, no hay ni que dudar de que nuestras mascotas, esos pequeños animales, son nuestros grandes maestros de vida, y además sin pretender serlo. Porque ellos nos enseñan muchas cosas acerca de nosotros mismos y acerca de los demás. De nuestras emociones, de lo que sentimos, del compromiso, la disciplina…

No hacen falta estudios científicos para explicar que un tener un perro o un gato mejora nuestra calidad de vida, hace que nos mantengamos en forma y nos hace ser más responsables y respetuosos con los demás.

Son muchos los aprendizajes que adquirimos con ellos y a través de ellos. Pero aquí queremos destacar fundamentalmente estos cinco:

Tener una rutina

Esto es especialmente beneficioso para todas aquellas personas a las que les cuesta comprometerse o que llevan una vida desorganizada o a las que no se les da bien las rutinas. Porque tener un animal en casa te obliga a seguir unas pautas diarias. Los cuidados de estos pequeños seres como son la alimentación o la higiene, requieren que estemos atentos y seamos disciplinados si no queremos poner en peligro el bienestar de la mascota.

Establecer vínculos afectivos

Compartir tu casa y tu vida con un animal conlleva el hecho de que se establezca una relación especial entre tu y la mascota. Hay un estudio que concluye que el contacto con tu perro, tu gato… desprende oxitocina, la hormona del placer y de la felicidad, en tu organismo. Según la teoría de la biofilia, desarrollada por el científico Edward O. Wilson expone que sentimos un impulso hacia otras formas de vida y que el ser humano tiene la necesidad de estar en contacto con las plantas y con los animales. La gran preocupación de este biólogo americano era la extinción de las especies, porque era consciente de que cada una de ellas era irremplazable en el proceso de la evolución.

La paciencia

Nadie dijo que educar a un animal fuera una tarea fácil. Te puede llegar a crispar los nervios hasta que consigues que tu mascota haga sus necesidades donde debe o que no se tiene que comer otra cosa que no sea su comida. Pero el camino para lograrlo es duro. Por eso si hay algo que pone a prueba el tener un animal en casa es nuestra paciencia. Si consigues salir ileso de eta experiencia es que has aprendido mucho.

Jugar

Y no se trata de entender la mascota como un juguete, ni mucho menos. Ni que sea un medio de juego para los más pequeños de la casa, porque un perro o un gato enseñan a los niños, pero también a los adultos. Seguramente tu mascota saque de ti toda esa parte traviesa y divertida que todos llevamos dentro y que solo ella es capaz de sacar de una manera natural, ya que cuando vamos creciendo dejamos de jugar.

 

Superar traumas

La persona que ha tenido alguna vez un animal en casa, especialmente un perro, sabe que en los momentos más duros y delicados de la vida de cualquiera como es la pérdida de un ser querido, o el transitar por duro camino de una enfermedad, o el sufrimiento de cualquier tipo de trastorno, la presencia del animal se convierte en auténtica medicina. Los animales tienen ese sexto sentido y te ofrecen todo el apoyo y el cariño que necesitas. Ese vinculo especial y sanador se crea y es indescriptible. Y es ese vinculo el que hace que se convierta en uno más de la familia. Y que lo quieras tanto como a in padre, un hijo o un hermano.