Orquídeas, siempre bellas

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Paciencia. Esta es la gran vir­tud que hay que dominar para ver crecer una orquídea. Pueden llegar a pasar hasta cinco o inclu­so siete años desde que germi­na hasta que finalmente florece.

Las plantas que adquirimos en las floristerías o los supermercados suelen tener al menos diez años. Pero a pesar de la paciencia que pueda tener el apasionado de la jardinería, lo cierto es que esta planta se ha convertido en una de las más populares dentro de cualquier hogar y de las más re­galadas en cualquier evento im­portante.

Las orquídeas no sólo son una de las flores más antiguas sino de la más longeva. De hecho, puede llegar a tener una vida centenaria. Existen más de 25.000 especies documentadas en todo el mun­do. Y aunque se piensa que es una planta tropical, lo cierto es que florecen por todo el mundo.

Maceta transparente

La razón por las que siempre las vemos en un recipiente así es que es muy importante que las raíces de la orquídea estén a la vista para ver que la planta goza de buena salud. Pero, sobre todo, es porque la maceta transparen­te permite que la luz del sol -me­jor que no sea directa- acceda a las raíces y de esta forma ob­tengan los nutrientes que nece­sitan. Aunque finalmente tendemos a meterla sobre una maceta decorativa más grande para que la planta quede todavía más bonita.

El mejor sustrato

Las orquídeas son flores silvestres que suelen crecer en bosque pantanosos. Así que es aconsejable conservarlas en entornos con unas condiciones parecidas. Los trozos de corteza, que llevan por sustrato, absorben la la humedad que necesitan. Además, dado que las cortezas están sueltas, las raíces tienen todo el espacio que necesitan para crecer.

El riego

Es importante que el agua llegue a todas las raíces. Debido a su hábitat natural las orquídeas están acostumbradas al aguacero de las tormentas tropicales, por eso lo mejor para regarla es sumergirla una vez a la semana en un recipiente lleno de agua aproximadamente una media hora. Eso sí, trata de que tenga un buen drenaje y escurre bien el exceso de riego. Y utiliza abono específico para orquídeas para facilitarle todos los nutrientes que necesita para mejorar su crecimiento.

La poda

Una vez que la flor se haya caído es fundamental proceder a -sea la época del año que sea- podar el tallo, que es cuando comienza a perder el color verde. No se debe dejar nunca que el tallo se seque porque se corre el riesgo de que la planta no vuelva a florecer. Con estos cuidados se puede conseguir que la orquídea florezca incluso varias veces al año. Recuerda que para que luzca hermosa debes evitar la luz directa al sol, evitar corrientes de aire y mantener un ambiente de al menos 40% de humedad.

¡Qué curioso!

•La primera orquídea traída a Europa tras la conquista de América fue la vanilla planifolia, orquídea que los pueblos aztecas utilizaban para aromatizar el chocolate y que actualmente sigue siendo el componente principal para la elaboración de la vainilla.•Aunque es una de las flores más románticas, el significado de la palabra ‘orquídea’ es ‘testículo’, precisamente porque la forma de los tubérculos es similar a la de este órgano masculino que en griego se dice orchis.•En España también disponemos de diferentes especies de orquídeas silvestres -alrededor de 80-. Aunque no presentan el nivel de elegancia, exuberancia, belleza y tamaño que las originarias de los países tropicales.•La canela es un potente bactericida que se puede usar para evitar las plagas que pueden afectar a las orquídeas.