La Fundación Caná ya opera en su nueva sede junto a la iglesia de la Avenida de Europa

Susana Pérez Quislant, alcaldesa de Pozuelo: “Aquí se seguirá desarrollando la gran labor social que lleva a cabo la fundación de forma muy especial con personas con discapacidad”.

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Inauguración de la nueva sede de la Fundación Caná.

Se cumplen diez días de la inauguración del nuevo edificio de la Fundación Caná levantado junto a la Iglesia de la Avenida de Europa sobre unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento.

Unas instalaciones consideradas “muy necesarias” donde la Fundación Caná atiende a más de 40 personas con discapacidad y presta su ayuda a mujeres embarazadas y madres solteras en el marco de la Red Madre.

Además, la Fundación Caná colabora con la Asociación Cenáculo, con el fin de ayudar a personas drogodependientes y con el Grupo Betania, dedicado a ayudar a mujeres separadas.

“Aquí se seguirá desarrollando la gran labor social que lleva a cabo la fundación de forma muy especial con personas con discapacidad”, aseguraba la alcaldesa, Susana Pérez Quislant, durante la inauguración del edificio.

Un estreno al que no faltó el arzobispo de Madrid, Don Carlos Osoro, para acompañar a los sacerdotes de la iglesia de Santa María de Caná, visiblemente ilusionados durante todo el acto.

La Fundación Caná, puesta en marcha por el párroco de la iglesia contigua, Don Jesús Higueras, surge en 2016 con el fin de dar continuidad y ampliar el proyecto iniciado por ADIPO, una asociación de padres creada para dar respuesta a las necesidades de ocio de sus hijos con discapacidad en el año 2000 y que comenzó a crecer muy rápidamente.

Tras la apertura de la primera sede en la iglesia Santa María de Caná en 2017, la Fundación llegó a crecer hasta albergar 121 familias y colaborando, día a día, de la mano de entidades de Pozuelo y del resto de la Comunidad de Madrid.

Un proyecto que crecía a la velocidad de la luz y veía necesario la ampliación de sus instalaciones. En 2019, mientras tanto, surge el programa de atención diurna para ayudar a un grupo de 4 usuarios de 21 y 22 años con parálisis cerebral. Un servicio que sigue aumentando año a año. Y al que se adhieren nuevas líneas de trabajo, en el año 2020, con la puesta en marcha de un programa de atención a alumnos con discapacidad intelectual.

Un entramado que no sería posible sin el trabajo de grandes profesionales capitaneado por la directora Reyes Hernández Hernández. Y sin el esfuerzo de un nutrido grupo de voluntarios, “parte fundamental de la Fundación”, que “donan su tiempo y conocimientos, apoyando todos nuestros proyectos”.