Cada año ocurre lo mismo cuando se anuncia el Premio Planeta, el certamen literario actual con mayor dotación económica, un millón de euros para el ganador, algo más incluso de lo que se lleva quien es elegido como Premio Nobel de Literatura. El dictamen del jurado siempre despierta suspicacias, polémicas e incluso indignación por diferentes motivos, algunos de ellos ya lugares comunes: que si el premio estaba dado de antemano, que si no se respeta el anonimato de los candidatos, que si se busca un rostro conocido o una escritora ya consagrada para asegurar millonarias ventas que justifiquen el desembolso de la editorial, que si se concede a alguien “de la casa”, etc.
Más allá de todo eso y de lo que pueda tener de cierto o no, en su última edición de 2024 ha resultado ganadora una buena novela, Victoria de Paloma Sánchez-Garnica, autora muy solvente y con un gran peso específico en el mercado editorial nacional por sus obras anteriores, en especial por Últimos días en Berlín, ya finalista del Premio Planeta en 2021.
Berlín, precisamente, una ciudad arrasada tras la II Guerra Mundial, vuelve a ser el escenario principal en Victoria, el lugar donde diferentes protagonistas buscan sobrevivir en un tiempo de ruinas, miserias, sospechas y desnazificación de la sociedad alemana. Pronto llegará el espionaje, las amenazas, el dolor y la paulatina separación de una ciudad en dos bloques que se miran con recelo y temor. Ha nacido la Guerra Fría.
Todo esto lo cuenta Paloma Sánchez-Garnica en una doble trama repleta de dramas personales, de amor y dolor, de odio, envidias y podredumbre moral. También están muy presentes las contradicciones de Estados Unidos, el otro gran escenario donde transcurre la novela, paradigma del mundo libre y que no lo era tanto en los años 50 por el Macartismo, el miedo al comunismo y el racismo de la sociedad.
La novela está escrita con ritmo y agilidad, atrapa desde sus inicios y sorprende al lector con pausas y giros inesperados en su trama. Además, retrata fielmente aquellos años de inmediata postguerra mundial, el germen de la Guerra Fría y la división en dos bloques del mundo occidental, dándonos certeras pinceladas de ambas realidades tan diferentes.
En definitiva, es un libro altamente adictivo, muy entretenido y de fácil lectura, quizás lo que se le exige precisamente a una ganadora del Premio Planeta.
Daniel Arveras – Periodista y escritor