El paso del verano al otoño no solo trae consigo un cambio en el clima y de paisaje, sino que también puede desencadenar un aumento significativo de los síntomas de ansiedad en muchas personas, causado principalmente por la reducción de luz solar. Este fenómeno, que a menudo pasa desapercibido, está estrechamente vinculado a las variaciones estacionales que afectan a nuestro cuerpo y mente. De hecho, a finales del mes de octubre volvimos a cambiar la hora. Un gesto que afecta, especialmente, a nuestro estado anímico y, por tanto, a nuestro organismo.
Esto es algo que remarca el doctor Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma Ibérica, que explica que “el cambio de estación, y especialmente, el cambio de horario
produce una alteración del ritmo circadiano, que regula el descanso, el estado de ánimo y los niveles de energía, lo cual puede provocar trastornos del sueño, fatiga e irritabilidad, que son factores que aumentan la vulnerabilidad a la ansiedad. Esto se explica porque la menor exposición solar, y por tanto falta de vitamina D, que nos llega del astro rey, altera la producción de neurotransmisores como la serotonina y la melatonina, fundamentales para regular nuestro estado de ánimo y ciclo nocturno”.
Este desequilibrio en los ritmos biológicos puede manifestarse como nerviosismo, inquietud, insomnio, irritabilidad o incluso una sensación inexplicable de tristeza. Este conjunto de síntomas se conoce popularmente como “ansiedad estacional”, como así explica el experto. Hay emociones concretas, como la hostilidad, la ira, la irritabilidad y la ansiedad que muestran efectos estacionales muy fuertes.
Es por esto por lo que durante estas estaciones es especialmente importante considerar opciones terapéuticas seguras y bien toleradas para manejar los síntomas de ansiedad. En este sentido, el doctor Herrera destaca que “medicamentos como Lasea son una opción terapéutica eficaz y segura para abordar síntomas transitorios de la ansiedad como las preocupaciones recurrentes difíciles de manejar, la intranquilidad, la tensión o la alteración del sueño, sin generar dependencia ni afectar a la capacidad de concentración durante el día”.
Mujeres: Las más afectadas por este cambio
Se ha demostrado que las mujeres son más susceptibles a los cambios de estación, y se ven mucho más afectadas por la disminución de luz natural. Como resultado, sus síntomas de ansiedad, somatización y estado de ánimo deprimido aumentan notablemente en las estaciones de otoño e invierno, mostrando una relación directa entre la baja cantidad de luz diurna disponible y el aumento de estos síntomas. Esto se debe, principalmente, a que tienen una mayor sensibilidad biológica a la luz brillante, demostrada por una disminución más intensa en la producción de melatonina en comparación con los hombres, lo que impacta a sus ritmos circadianos.
Ante esto, el doctor Luis Herrera recomienda “mantener una rutina de sueño regular, aprovechar al máximo la luz natural y complementar con actividades que favorezcan el bienestar emocional, como el ejercicio físico, la meditación o el contacto social. Por ejemplo, una buena opción sería exponerse a la luz natural con una caminata de 20–30 minutos por la mañana o al mediodía, favoreciendo el equilibrio del ritmo circadiano y ayudando a mejorar el estado de ánimo. En algunos casos, puede ser útil considerar tratamientos específicos para los síntomas de ansiedad leve, siempre bajo supervisión médica”.