POR QUÉ POZUELO SE LLAMA DE ALARCÓN

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II PARTE.

El precio estipulado fue de 17.000 maravedíes por vecino o 6.150 ducados por legua de término, que fueron las cantidades establecidas para la venta de Perales a Spínola. Gabriel de Ocaña y Alarcón, quedaba comprometido e hipotecado a pagar el precio de esta venta e intereses, salarios y costas de su cobranza y no se le pasaría a su dominio hasta que no hubiera pagado todo, pudiéndole obligar a devolverlo si no cumpliera las condiciones. No podría vender ni enajenar el dicho lugar de Pozuelo hasta que no hubiera pagado todo lo que mandaba la escritura y si lo hiciere, esta hipoteca pasaría al que lo comprase. Cuando se le diera la cédula de posesión, se averiguaría el número de vecinos y se mediría su término. Si hubiera algún castillo o fortaleza en su término, se tantearía el precio en maravedíes y se le pagaría al rey. Los gastos que se originasen de mediciones y trámites serían por cuenta del comprador. Si se le desposeyera del pueblo por alguna razón, se le devolvería la cantidad pagada en dinero de plata, incrementando este, si así se juzgara, por los perjuicios causados, pudiendo pedir a cambio cualquier otro beneficio. Para que todo esto se llevara a efecto, se nombró a comisarios del Ayuntamiento de Madrid. Esta petición se elevó al rey para que aprobara la subrogación, añadiendo que, si Pozuelo midiese menos que Perales, se pagaría exactamente lo mismo que pagó Spínola por Perales para que no pierda dinero la Real Hacienda.

Como mandaba el rey para la venta de lugares, se notificó a los vecinos de Pozuelo de Aravaca y las condiciones en las que se iba a hacer, para que ellos, si así lo quisieran, pudieran comprarlo. Para ello, tendrían que aceptar estas condiciones y en el plazo de sesenta días a esta notificación, tendrían que depositar 4.000 ducados que don Gabriel tenía ya pagados a cuenta por la compra y comprometerse a pagar la diferencia, si Pozuelo de Aravaca valiese más que Perales. Con esto, no dejarían de depender de la jurisdicción de la Villa de Madrid y no pasarían a depender de un señor.  Los vecinos trataron de reunir este dinero, hipotecando sus haciendas, los bienes propios y comunes, pero no llegaron a reunir las cantidades, ni pudieron hacer frente a las condiciones impuestas, por lo que tuvieron que desistir y consentir la compra por parte de don Gabriel.

Spínola pidió que mediante Real Cédula se contasen los vecinos y las rentas jurisdiccionales, así como el valor del castillo o fortaleza, si lo hubiere, para saber exactamente qué es lo que tenía que cobrar a don Gabriel. Pidió que se le notificase la fecha en que se emitía, para saber si se demoraba en sus pagos porque si así lo hiciere, tendría que pagar penalización y no le daría la posesión de Pozuelo, por no cumplir los requisitos establecidos. Si en el plazo de seis meses de la fecha de la venta, no se le hubiera dado la posesión a don Gabriel, Spínola, en nombre de la Real Hacienda, se comprometía a devolverle el dinero que había pagado por la compra en maravedíes de plata doble con intereses del 8 % anual.

El 15 de diciembre de 1631, se hizo la escritura en la que también se hacía constar que, pasados seis meses, don Gabriel podría tomar posesión de   Pozuelo de Aravaca, separándose de la jurisdicción y vasallaje de su Majestad, pasándole dicha jurisdicción y vasallaje a él,  y denominándose Pozuelo de Alarcón, en lugar de Pozuelo de Aravaca como hasta la fecha se había llamado y que este nombre figurara en todos los despachos “… en esta Villa de Madrid por la cual da Comisión a don Gaspar de Mantilla para que de posesión al Señor Don Gabriel de Ocaña y Alarcón de la jurisdicción, señorío y vasallaje del lugar de Pozuelo de Aravaca jurisdicción de esta Villa que de aquí en adelante se ha de llamar la Villa de Pozuelo de Alarcón…” .Esta escritura se aprobó por Real Cédula el 31 de enero de 1632, se ratificó en los libros de escribanía mayor de ventas el 17 de diciembre de 1632, en los libros de relaciones de su Majestad  en Madrid, el 10 de enero de 1633, y se aprobó por los contadores reales el 27 de enero de 1633. Previamente, el 21 de septiembre de 1631, ante Juan de Obregón, escribano de la Villa de Madrid, don Luis de Alarcón, había establecido un mayorazgo para su hijo Gabriel de Ocaña y Alarcón, regidor perpetuo de la Villa de Madrid y caballero de las ordenes de Alcántara, Santiago y Calatrava, incorporando el lugar de Pozuelo a ese mayorazgo.

El Rey ordenó que se midieran los lugares de Pozuelo de Aravaca y Perales y que se hicieran los padrones de ambos lugares. Las mediciones se harían con cuerda “encerada” por el suelo y no por el aire, utilizando cuatro días al menos para hacer el trabajo, pagando

1.125 maravedíes a los medidores y 500, más sus derechos, a Alonso de la Plata escribano real. Se notificó a los alcaldes de los lugares con los que colindaban, los cuales debían estar presentes en las mediciones y verificar que las medidas estuvieran bien hechas. El

18 de enero de 1632, Gaspar Mantilla  hizo comparecer al escribano del Ayuntamiento de Perales para que le informase de los términos y mojones del lugar, informándole que lindaba   con las Villas de Pinto, Vallecas, Villaverde, Getafe y   el heredamiento de

Aldehuela, que es de los frailes de San Jerónimo de El Escorial  pero que Spínola nunca midió ni amojonó el término, lo cual confirmaron varios testigos, por lo que el 19 de marzo de 1632, después de haber notificado a los alcaldes de los pueblos colindantes para que estuvieran presentes, se pasó a medir y amojonar el término. El resultado de esa medición fue el de diecinueve trapecios, cuatro triángulos escalenos y tres rectángulos que totalizaron 10 cuentos 296.647 varas cuadradas, lo que es igual a una cuarta y media de legua más 921.747 varas.

Cumpliendo la orden del rey también se hicieron los padrones, para lo que los jueces tomaron juramento “de decir la verdad” a los oficiales encargados de hacerlos, bajo multa de 50.000 maravedíes, si no lo cumplían. En el caso de Perales, aseguró el escribano del concejo, no se había hecho el padrón porque la mayoría de los vecinos vivían en Getafe, pero que, no obstante, se haría el padrón. El 20 de marzo de 1632, “… el señor don Gaspar de Mantilla de la Vega, caballero del hábito de Santiago, Juez de la Comisión por su Majestad, para la reintegración en la posesión del dicho lugar de la Villa de Madrid, en cumplimiento de lo contenido en su comisión hizo el padrón de Perales … en la razón y manera siguiente…”. El padrón lo firmó don Gaspar de Mantilla y ante él, Alfonso de la Plata Castellanos. El 21 de marzo de ese año, visto el informe de las medidas y del padrón, Perales fue incorporado nuevamente a la Villa de Madrid.

El 28 de marzo de 1632, delante del escribano Alonso de la Plata y varios testigos, don Gabriel de Ocaña y Alarcón, dio poder al alcalde mayor de Pozuelo de Aravaca para que le representara ante jueces y justicias de su Majestad, ante Gaspar Mantilla, juez de la comisión para la posesión de Pozuelo y ante Luis Carducho, juez de términos. Al día siguiente, el alcalde, Justo Barrio; el escribano, Martín de León; el regidor, Miguel Muñoz y José Garrido y Manuel Mingo como “acordoneros” salieron al campo a medir las lindes. Previamente se había notificado a los alcaldes de Boadilla, Majadahonda, Las Rozas, Aravaca, Carabanchel de Arriba, Carabanchel de Abajo y Alcorcón, lugares con los que colindaba, para que estuvieran presentes en las mediciones. Durante tres días, estuvieron midiendo los términos, pero don Gabriel y algunos alcaldes de los pueblos colindantes no estuvieron de acuerdo, con lo que se pidió una prórroga para efectuar unas nuevas mediciones. El 4 de junio de ese año, ante el receptor Alonso de la Plata se volvió a medir el término de Pozuelo y el día 16 de ese mes, Luis Carducho, matemático, ingeniero y juez para medir el lugar de Pozuelo de Aravaca, certificó que había vuelto a medir el lugar y el resultado había sido de 49 figuras geométricas, a saber, un paralelogramo rectángulo,

treinta y cuatro trapecios, doce triángulos rectángulos y dos escalenos, sumando entre todas las figuras 25 cuentos, 773.535 varas cuadradas.

Con respecto al padrón, también hubo que hacerlo dos veces porque don Gabriel no estuvo de acuerdo con el que habían hecho los vecinos por primera vez el 28 de marzo de 1632.

Se hizo un segundo padrón, pero ambos fueron muy parecidos.

Dra. María Esperanza Morón García

Cronista Oficial de la Villa de Pozuelo de Alarcón