EFEMÉRIDES, 7 de noviembre – Tauromaquia

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El 7 de noviembre de 1946 falleció en Sevilla, a los 64 años de edad, el que fuera matador de toros sevillano Francisco Martín Gómez “Curro Vázquez”, padre de los también matadores Manolo, Rafael y Pepín Martín Vázquez.

Martín Vázquez dando la vuelta al ruedo

El 7 de noviembre de 1971 se celebró en Madrid un emotivo Festival homenaje al torero colmenareño Agapito García “Serranito” que sufrió un gravísimo percance un par de años antes viéndose obligado a dejar el toreo. Se volcaron todos los compañeros que quisieron participar, unos como matadores, otros como banderilleros, picadores o abriendo las puertas de chiqueros. Se lidió un novillo de Fermín Bohórquez para el caballero rejoneador Manuel Vidrié y siete de Salustiano Galache para Rafael Ortega, Manolo Vázquez, Pedro Martínez “Pedrés”, Antonio Borrero “Chamaco” y Gregorio Sánchez que cortaron una oreja cada uno y con dos fueron premiados Jaime Ostos y Fermín Murillo. Como picadores actuaron Andrés Vázquez, Palomo “Linares”, Gabriel de la Casa y Ruiz Miguel. Como peones de brega Paco Camino, Antonio Bienvenida, Joaquín Bernadó, Juan José y Antonio Chenel “Antoñete”. Todos los novillos fueron banderilleados por Ramón Solano “Solanito”, Antonio Ortega “Orteguita” y Luis González.

Palomo picando en el Festival de Serranito

El 7 de noviembre de 1974, nació en Málaga Mari Paz Vega Jiménez, que llegó a matador de toros al tomar la alternativa el 29 de septiembre de 1997 en Cáceres de manos de Cristina Sánchez y Antonio Ferrera de testigo con toros de José Luis Marca. La confirmación en “Las Ventas” tuvo lugar el 3 de julio de 2005 con toros de Javier Pérez-Tabernero Sánchez y David Luguillano de padrino y Curro Díaz de testigo.

La torero Mary Paz Vega

LILÍN, Toro de la ganadería mexicana de Arroyo Zarco, que se lidió el 7 de noviembre del año 2009 en la plaza portátil “El Pilar”, en Guanajuato (México) en la segunda corrida cervantina en la que los toreros lucieron vestidos goyescos. De pelo negro, bragado y meano, salió al redondel en cuarto lugar y se anunció con un peso de 480 kilos. Un toro bravo y muy noble que permitió a Enrique Ponce cuajar una faena muy ligada y de inspiración y sentimiento en la que sobresalió el toreo al natural y los remates, a los que el astado acudía repitiendo muy humillado. Un gran volapié fue el colofón a la faena que se premió con las dos orejas y el rabo y al excelente animal con la vuelta al ruedo. Ponce salió a hombros de sus entusiastas con otra oreja más cortada al primero.

Hierro y divisa de la ganadería Arroyo Zarco