Tribuna
Sergi Miquel*
Los días 23 y 24 de marzo del 2017, el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, con la colaboración de la Fundació Joan Miró, celebró las jornadas ‘La cultura que ve’. La finalidad de este simposio era reflexionar sobre el futuro de la cultura en su sentido más amplio: desde la cultura popular al futuro de las industrias digitales. Una de las estrellas de la jornada fue Julius Wiedemann, director editorial de Taschen. Para aquellos que venimos del ámbito del diseño, la arquitectura o el arte Taschen es sin duda alguna una de las editoriales de referencia por la calidad de sus publicaciones y los temas seleccionados.
Wiedemann intentó explicar hacia dónde va el futuro de la industria editorial en pleno siglo XXI donde aquello digital va sustituyendo todo lo material y, contra todo pronóstico, el director editorial dejó a toda la sala en silencio con la historia de Taschen.
La empresa abrió hace unos años una división editorial que con el paso de los años debería ir creciendo y ganar terreno a las publicaciones en papel, pues esto es lo que tenemos asumido que debe pasar. Convencidos de que hacían lo correcto, empezaron a publicar libros digitales con la misma calidad y rigor que los anteriores, con un diseño actualizado y unos precios más competitivos gracias a las facilidades de distribución. A pesar de esto el resultado no era el que esperaban y después de un tiempo y muchos esfuerzos para tirar adelante su estrategia digital intentaron responder a la pregunta: ¿puede que lo que teníamos funcionase mejor?
Nunca es tarde pero me temo que la gente con la que comparto espacio político tendremos sólo alguna oportunidad más para acertar. Tendremos que ser talentosos y valientes para tomar decisiones, como lo fueron los editores de Taschen, para poder volver a ser lo que éramos
Le dieron la vuelta a su estrategia, cerraron la división digital y pusieron más cariño al proceso editorial: mejores papeles, mejores tintas, nuevos formatos y volvieron incluso a técnicas manuales. ¿Cuál fue el resultado? Mejores resultados de la empresa en muchos años. La estrategia era arriesgada pero funcionó.
Todo esto no lo cuento como incondicional del libro en papel, que también lo soy, pero me parece importante que en un momento en el que tenemos la sensación que todo cambia muy rápido y que el camino es evidente, antes analicemos bien nuestras decisiones y no demos por buenas premisas que no hemos contrastado.
Para centrarlo en el tema que nos ocupa, algo parecido a lo que le pasó a Taschen ha pasado a muchas organizaciones y partidos políticos entre los que incluyo el mío.
Muchos creímos que la respuesta de los partidos políticos a la crisis de confianza por parte de los ciudadanos era convertir las estructuras de los partidos tradicionales en otra cosa diferente. Parecía evidente cuál era el camino que teníamos que seguir. Más movimiento y menos partido decían algunos. Al final sometimos nuestros partidos a un proceso de transformación tal que los ha dejado irreconocibles. Lo hicimos convencidos de que íbamos con el signo de los tiempos y que eso era lo que debíamos hacer y no tengo claro que hiciésemos lo correcto. Del mismo modo que los editores de Taschen se preguntaron si no era mejor lo que tenían antes, nosotros deberíamos también responder a esta pregunta.
Los últimos resultados del ciclo electoral que hemos dejado atrás nos dan pocas certezas pero una de ellas es que la gente deposita su confianza en organizaciones ordenadas, donde hay un liderazgo claro y que proponen soluciones. Ahora me resulta fácil comprender que para poder ofrecer dichas cuestiones sólo nos hacía falta buscar aquellas cosas que podíamos mejorar de nuestra estructura y cambiarlas para poder seducir a los electores. A lo mejor sometiendo aquello que teníamos a un proceso de transformación y no de destrucción hubiésemos podido aprovechar toda una estructura, un conocimiento y unos valores que seguían vigentes.
Nunca es tarde pero me temo que la gente con la que comparto espacio político tendremos sólo alguna oportunidad más para acertar. Tendremos que ser talentosos y valientes para tomar decisiones, como lo fueron los editores de Taschen, para poder volver a ser lo que éramos. A pesar de no estar publicada, esta es la gran lección que nos pueden dar la gente de Taschen, de nosotros depende aprovecharla o no.
*Diputado de JxCAT en el Congreso de los Diputados