El Acento
Inmaculada Sánchez*
“¿Habrá septiembre?”. Se lo preguntaba Gabriel Rufián desde la tribuna del Congreso este jueves, cuando, para estupor de todos los votantes de izquierdas de este país, descarrilaba la histórica posibilidad de un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. El portavoz de ERC no tuvo reparos en mostrar su miedo a la eventual repetición electoral a que abocaba la fallida investidura de Pedro Sánchez. “De esta intransigencia”, de la que culpaba tanto a Sánchez como a Iglesias, “nos arrepentiremos todos”.
No es de extrañar. Porque la actual pluralidad de nuestro Parlamento, el multipartidismo que hace apenas cuatro años voló el plácido escenario de alternancia PP-PSOE dando juego y poder a otras opciones políticas, ha entrado en serio riesgo tras la imposibilidad de acuerdo entre socialistas y podemitas.
Las encuestas, ésas que el influyente jefe de Gabinete de Moncloa, Iván Redondo, le susurra al presidente al oído, señalan que en una nueva cita con las urnas aumentaría la abstención, la de izquierdas, como casi siempre, además de los apoyos a los dos grandes partidos, PSOE y PP. Los electores atraídos por las dos nuevas opciones, Podemos y Ciudadanos, se mostrarían cansados de inestabilidad y del escaso rendimiento de sus nuevas apuestas, y volverían al refugio de la certidumbre, tal como argumentan solventes sociólogos.
Pablo Casado ya debe estar al tanto. No había más que verle en la sesión de investidura. Su sonrisa y su contención argumental, tan lejos de sus estridencias en campaña electoral, contrastaban con el machacón repiqueteo de la “banda de Sánchez” fundada por Rivera.
“Usted y yo tenemos una tarea común por delante”, llegó a decirle Casado al presidente en funciones: “ensanchar el espacio de la moderación central”. Tal cual. Como si el PP no fuese a contar con los votos de Vox al día siguiente de tan ‘centrado’ discurso para investir a su candidato a presidente de Murcia. Cualidades de los partidos con instinto de supervivencia.
Los más jóvenes Podemos y Ciudadanos, por su parte, han vivido, tras la moción de censura y las recientes elecciones, su particular crisis de madurez. Iglesias ha tenido que gestionar una compleja negociación con el PSOE, sin resultados para sus electores. Mientras Rivera, entre tanto, ha optado por cambiar de carril y lanzarse a ocupar el del PP, al precio de una sangría de dirigentes y el desafecto del orbe mediático que tanto le había cuidado hasta ahora.
¿Habrá septiembre? Esperemos que todos hayan aprendido del espectáculo de este caluroso final de julio.
*Periodista y directora de El Siglo desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas Cambio 16 y El Nuevo Lunes y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.
