Este insecto se convierte en un auténtico peligro para nuestras mascotas, cuando pasean por lugares naturales donde abundan los pinos, ya que es en estos árboles donde anidan estas orugas que en el mejor de los casos les produce irritación.
Una de las grandes preocupaciones, en esta época del año, de todas aquellas personas que tienen un perro como mascota, es la presencia de la oruga procesionaria del pino, cuyo nombre científico es la mariposa Thaumetopoea pityocampa. Actualmente se consideran una plaga y abundan en las zonas donde proliferan, específicamente, los pinos. Hacia finales del verano, los machos adultos fecundan a las hembras y realizan un nido en los pinos donde se depositan las larvas. Es durante los meses de marzo y abril, cuando vemos desfilar en hilares sobre el suelo a estas orugas. Bien es cierto, que con el aumento de temperaturas e inviernos cada vez más suaves, la presencia de este insecto, cada vez se adelanta más. La oruga procesionaria está cubierta de unos pelos, que pueden penetrar en la epidermis del perro, provocando irritación de la piel y dermatitis.
Cuáles son los síntomas
Los más característicos son nerviosismo, acción de rascarse e intentar tocarse el morro con las patas, actos de deglución, hipersalivación, incluso puede llegar a causar la presencia de espuma en la boca, vómitos, decaimiento y fiebre. Normalmente las lesiones se localizan en la punta o zona media de la lengua, causando daños inflamatorios, erosiones y ulceras. En casos muy extremos pueden llegar a perder, por necrosis, parte de la lengua. También puede presentar irritación en orejas y extremidades y ulceras en los ojos.
Qué hacer
El contacto de un perro con la procesionaria del pino, es siempre una urgencia y la rápida detección y actuación, por parte del propietario, son fundamentales para reducir el efecto de la picadura. Detectar que nuestro perro ha estado en contacto con una procesionaria en ocasiones es difícil, ya que en la mayoría de los casos suelen ir sueltos y nos damos cuenta cuento el perro ya presenta los síntomas clínicos mencionados. Lo primero que hay que hacer es apartar al animal de la zona donde ha tenido el contacto, e inmediatamente, lávale con agua templada para reducir el efecto de la toxina, nunca se debe frotar la lengua al lavar ya que podemos encontrar algunos pelos clavados y la rotura de estos filamentos podría liberar más toxina. Tras realizar estos primeros pasos, es aconsejable acudir, con urgencia, al hospital veterinario más cercano.
Los casos más graves en los que el perro se llega a comerse una oruga pueden requerir la intubación y monitorización intensiva ya que la inflamación que se produce en la faringe y la garganta pueden dificultar el paso del aire. La gravedad depende del grado de contacto con la procesionaria y el tiempo transcurrido en imponer el tratamiento. Según los expertos veterinarios, los animales con signos clínicos leves, como urticaria o edema se suelen recuperar en 24-48 horas, mientras que presentan signos más graves con estomatitis o glositis pueden llegar a tardar entre 4 y 7 días. Si ha ingerido la procesionaria, la dificultad respiratoria y el edema faríngeo pueden tener consecuencias más graves.