Es igual de importante revisar nuestro vehículo antes de emprender trayectos prolongados como verificar los automóviles después de las vacaciones de verano, especialmente en momentos con elevadas temperaturas como las experimentadas durante la época estival, con la sucesión de olas de calor.
Desde esta perspectiva, se aconseja llevar a cabo una inspección minuciosa de algunos de los elementos que más padecen durante este periodo: ruedas, sistema de refrigeración, limpiaparabrisas, frenos y niveles de líquidos.
En verano, los neumáticos se desgastan más porque las altas temperaturas los afectan, por eso es importante verificar la banda de rodadura y la presión de los mismos, comprobando que se encuentran en perfecto estado porque de su buen estado depende, en gran medida, nuestra seguridad en la conducción.
Además, es necesario verificar el adecuado funcionamiento del sistema de refrigeración, puesto que un uso excesivo durante el verano podría afectar a su funcionamiento.
Respecto a los limpiaparabrisas, es aconsejable verificar que la condición de la goma sea apropiada, puesto que las altas temperaturas han podido dañarlas o inutilizarlas, por lo que si no están en perfecto estado, debemos proceder a su cambio lo antes posible.
Finalmente, también se debe poner cuidado especial al estado de los frenos, dado que las altas temperaturas a las que se exponen las pastillas pueden ocasionar un desgaste anticipado, al igual que a los niveles de fluidos, ya que usualmente disminuyen después de largos trayectos.
Las averías de estos elementos ocurren principalmente debido a la falta de mantenimiento del coche, algo que se puede evitar por medio de inspecciones regulares, que deberán ser más frecuentes en caso de que el vehículo tenga más de diez años de antigüedad.
Es fundamental realizar una revisión exhaustiva de nuestro vehículo antes de emprender viajes largos, así como después de las vacaciones de verano. Las altas temperaturas afectan a elementos como los neumáticos, el sistema de refrigeración, los limpiaparabrisas, los frenos y los niveles de líquidos.
Prestar atención a estos aspectos y llevar a cabo un mantenimiento regular es clave para garantizar nuestra seguridad en la conducción y evitar averías innecesarias, sobre todo si el vehículo es antiguo.