Volvo Cars dejará de producir vehículos diésel en 2024 en su camino hacia la electrificación total

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Volvo tiene como meta vender exclusivamente vehículos eléctricos puros para el año 2030 y convertirse en una compañía climáticamente neutra para 2040.

Uno de los planes de transformación más ambiciosos que haya llevado a cabo cualquier fabricante de coches convencional es este claro camino hacia la completa electrificación. Con el fin de resaltar el compromiso con estas metas, la compañía anunció durante la Semana del Clima de Nueva York, el pasado 19 de septiembre, que a principios de 2024 cesará la producción de todos los vehículos a diésel de Volvo Car.

Dentro de unos meses saldrá de fábrica el último vehículo Volvo con motor diésel, lo que convierte a Volvo Cars en uno de los primeros fabricantes tradicionales en dar este paso.

Tras la elección de abandonar el avance de motores de combustión el año anterior, la compañía ha logrado este hito. En noviembre de 2022 Volvo vendió sus activos en Aurobay, la empresa colaboradora que poseía todos los bienes relacionados con motores de combustión.

Un ejemplo de la velocidad con la que tanto la industria automotriz como las demandas de los consumidores están evolucionando ante la emergencia climática es la elección de eliminar por completo los motores de diésel a principios de 2024.

Hace tan solo cuatro años, la marca tenía en el motor diésel uno de sus negocios principales en Europa, al igual que casi todos los fabricantes de automóviles. En el año 2019, la mayor parte de los vehículos vendidos en el continente incorporaban un motor diésel, mientras que los modelos electrificados apenas comenzaban a aparecer.

Desde entonces, se ha producido una inversión de la tendencia, motivada por los cambios en las necesidades del mercado, por la implementación de regulaciones más rigurosas en relación a las emisiones y por el impulso interno de la empresa hacia la electrificación.

En Europa, la gran mayoría de las ventas de Volvo actualmente son de vehículos eléctricos, ya sea con motores completamente eléctricos o híbridos enchufables. La calidad del aire urbano también se beneficia de la disminución de la cantidad de vehículos diésel en las calles; aunque los motores diésel emiten menos CO2 que los de gasolina, liberan más gases perjudiciales para la calidad del aire, como el óxido de nitrógeno (NOx), especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas.